Por Alejandro Maidana

Este pueblo devenido en ciudad, abraza la misma matriz productiva que no deja de generar resistencia y hartazgo a lo largo y ancho del país. El predio del ferrocarril, alberga empresas cerealeras que debido a sus continuas cargas y descargas, esparcen por el aire un polvillo repleto de químicos nocivos para la salud, los mismos caen en forma de lluvia apocalíptica sobre los cuerpos de aquellos que son considerados solo un número más por los funcionarios públicos.

El transitar ruidoso de camiones por el vientre de un lugar que no se acostumbra a una convivencia obligada y coaccionada, tiene la enorme facultad de poder mutar la tranquilidad de los habitantes trocándola por una profunda incertidumbre.

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La naturalización de lo perverso atraviesa los días de aquellos que padecen en primera persona, el daño generado por una daga que sigue siendo invisible para los ojos de quiénes deben velar por la salud de las mayorías. Las distintas capturas, tanto fotográficas como audiovisuales, deberían oficiar de material contundente a la hora de la toma de decisiones, pero lejos de ocurrir esto, desde el Ministerio de Medio Ambiente de la provincia en la figura del ingeniero Cesar Mackler, se han encargado de garantizar el funcionamiento de las empresas Balsuar SRL, Fresuar y Marchiaro, sosteniendo que las mismas cuentan con las habilitaciones y permisos, e informes ambientales de rigor.

Cabe destacar que después de esta inesperada manifestación ministerial, los vecinos autoconvocados de Suardi lejos de permanecer con los brazos cruzados, decidieron seguir actuando en consecuencia, ya que los problemas de salud y los atropellos a la armonía del lugar, se siguen sucediendo sin pausa alguna.

Milagros Moreyra es vecina del lugar y quién viene impulsando las denuncias desde los primeros momentos, en diálogo con Conclusión no dudó en exteriorizar su desazón. “Tengo la certeza que el ingeniero César Mackler no conoce Suardi, es por ello que no me llama la atención lo manifestado por él en torno al incesante ataque a los derechos humanos y ambientales que padecemos los vecinos de este lugar. No se puede negar una realidad tan explícita, basta con permanecer aquí solo los días de carga y descarga para tomar dimensión del verdadero calvario que vivimos”.

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La negación de la realidad por parte de los encargados de controlar el desempeño de las empresas mencionadas con anterioridad, generó muchísima indignación entre los pobladores. “Para ellos no hay polvillo en suspensión, olores ni ruidos, digamos que para el Ministerio de Medio Ambiente está todo en regla y la resolución 177/03 marcha viento en popa. Mientras tanto, a nosotros el predio del ferrocarril se nos transformó en un puerto, hileras de camiones, las turbinas de los silos que hacen imposible la convivencia sumado al impúdico polvillo en suspensión, generan un escenario que expone de sobremanera la posición de Mackler en torno a esto”, enfatizó.

La madre de Milagros Moreyra fue operada en los últimos días, la misma viene dando una dura batalla contra una cruel enfermedad, pero lejos de poder encontrar en su hogar el lugar de descanso y recuperación que necesita, se debate con la desidia empresarial y la abulia estatal. “Mi mamá está muy sensible de salud, si bien su recuperación es buena, ella no puede salir al patio de su casa producto del tormento que genera en el vecindario el polvillo en suspensión que carga los químicos del agronegocio. A esto debemos agregarle las largas filas de camiones que descargan los cereales afincados en una calle muy angosta generando un peligro latente. Como frutilla del postre, existen muchas quejas de mujeres que denuncian el acoso por parte de los conductores, que sumado a esto, no tienen pudor alguno en hacer sus necesidades bajo los eucaliptos y a la vista de todos, incluso niños”.

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La problemática de Suardi viene acumulando denuncias que apoyadas en un sinfín de pruebas visuales, dan por tierra el informe esgrimido por el Ministerio de Medio Ambiente de la provincia. Rehenes de la imprudencia de un sector que se esfuerza cotidianamente en avasallar derechos bajo el amparo del Estado, los vecinos siguen gritando su dolor sin resignar lo más valioso e innegociable que poseen, su dignidad.

Gracias a un relevamiento realizado en las 2 calles paralelas a las cerealeras, el doctor Medardo Ávila llegó a la conclusión de que la mortandad por cáncer en Suardi es el doble de lo normal ¿Cuánto vale la vida de los habitantes de esta ciudad? Sería muy sincero que le pongan un precio, ya que de esa forma se podría dejar definitivamente de naufragar en un debate por demás de perimido.