Por Juan Manuel Martellotto

El documental «Tres Cosas Básicas» se proyectará el martes 26 de septiembre a 19:00 en el auditorio de la Asociación Empleados de Comercio (Corrientes 450) en Rosario, con entrada libre y gratuita.

La realización audiovisual del director Francisco Matiozzi Molinas, que fue premiada y presentada en festivales nacionales e internacionales, cuenta la historia del militante montonero Tulio «Tucho» Valenzuela, que en 1978, mientras está detenido por el ejército junto a su pareja Raquel Negro, embarazada y con un pequeño hijo, tiene un ofrecimiento por parte del dictador militar Leopoldo Galtieri (quien cuatro años después sería presidente de facto de la nación), para entregar a los de mas alto rango de la organización montonera, a cambio de la vida de su pareja, pero finalmente Tucho termina denunciando la operación en una conferencia de prensa en México y como consecuencia de ello, su compañera es asesinada.

«El nombre refiere un poco a lo que estaba en juego en esa época y como eso se traslada al presente y al futuro. Es el final de la película también. Así que no lo voy a spoilear pero un poco habla de eso…» adelantó a Conclusión el director del film en relación al título del documental.

Consultado acerca del proceso de pre, rodaje y post producción hasta el estreno del documental, el realizador audiovisual detalló: «Si bien la película cuando uno comienza una idea, tal vez esa idea queda en la misma y no necesariamente se transforma en película. Desde que comenzó formalmente la pre, al realizarse por etapas, tal vez si juntamos esas etapas de lo que iba a ser el primer guión, después, por la lógica misma de la investigación y la viabilidad del proyecto en la búsqueda de financiamiento, una película que requiere ese financiamiento: son tres países, muchas provincias, muchas ciudades. En Cuba se filmó en dos o tres ciudades, en México en tres ciudades, en Argentina en nueve más o menos. Se puede decir que cinco, seis años pero interrumpido y por etapa».

«En ese proceso yo filmé otras dos otras obras. De hecho cuando empecé a filmar ésta, iba a ser mi supuesto primer largometraje y no había realizado ninguna serie. Y en el proceso que la finalicé, bueno, estrené cuatro, cinco series, documental, cortos de ficción, corto documental y dos largometrajes, uno colectivo y otro de ópera prima que un poco atraviesa también este proceso…», profundizó el director en ese contexto.

– ¿Por qué elegiste esa temática? Me refiero a la historia del montonero “Tucho“ Valenzuela y su esposa Raquel Negro?

– «¿Porqué elegí esta temática? Bueno, yo tengo una productora hace más de 15 años. Que por un lado genera producciones de contenido más de autor de temática social y política y por otro lado, producciones mas de género y de entretenimiento en la industria. Esta película también el por qué es responde tal vez del momento en que empecé a estudiar cine. Por ahí en principio por tratar de encontrar una búsqueda y una respuesta a la incertidumbre social y política de un contexto histórico bastante nocivo como fue  los 90 y una despolitización. A partir de ahí empiezo a estudiar en la escuela provincial de cine de televisión de la que ahora, por las vueltas de la vida, soy docente y me recibí con con mi tesis que fue «Pochormiga», un militante social asesinado el 19 de diciembre de 2001. Y a partir de ahí traté de, o sea, de encontrarme en esa búsqueda para poder… nada, encontrar el sentido a la vida o vivir o sobrevivir. En ese contexto y por donde vengo. Vengo de una familia muy política por parte de padre y madre, tíos, militantes montoneros  que entregaron todo… A partir  de esas preguntas, encuentro en cada una de mis obras, intentar encontrar algunas respuestas. Y  con amigos y mi primo hermano encuentro esta historia que habla un poco de la entrega del sacrificio, del amor. Y tratar de humanizar esos procesos de lucha político, cultural y sociales. De hacerlo un poquito más alcanzable y a partir de eso y de esa pregunta que inició mi película es un poco la respuesta a tu pregunta…».

– ¿Pudiste conseguir testimonios y/o testigos directos de esa época? Fue dificultosa esa investigación?

– «Sí, la verdad que fueron testimonios más que interesantes como como todo proceso creativo de una obra cinematográfica es un recorte no? Como un encuadre. Es un recorte de todo lo que uno atraviesa, que en el mejor de los casos lo puede estrenar. Yo he filmado muchas cosas. Hice una trilogía sobre el Che Guevara que hasta el día de hoy todavía no la pude estrenar. Estuve por los lugares donde estuvo Fidel Castro luego de su revolución en Bolivia y en Argentina. Esa trilogía, bueno, ahí empecé a entender un poco que el proceso creativo a veces va de la mano también con una búsqueda de poder finalizarla y estrenarla. Entonces un poco en ese proceso uno busca los protagonistas».

En este caso es una película que se realizó en  tres países: Argentina, México y Cuba. Y la verdad que fué mas que interesante. Se hizo en tres etapas. Primero tuvo una investigación, después una investigación y rodaje. Y finalmente pudimos cumplimentar una etapa ya en post-producción y rodaje a la vez en la parte de Argentina, sobre todo en la parte de Misiones, Corrientes y Buenos Aires. En todo ese proceso se incorporó Andrés Habegger como co-guionista,  productor creativo y Coco Blaustein como productor asociado, La Sandía Digital, la parte de de la productora de México.

– Casualmente hace poco vi un film precisamente que abordaba esa temática de Tucho y su esposa. Lo que nunca comprendí es porque si él denunció a los militares en esa recordada conferencia de prensa en México (que le costó la vida a su esposa), ¿Por qué los montoneros lo juzgaron y le sacaron su rango, entre otros castigos en  lugar de agradecerle lo que hizo por la organización?

– «Bueno tal vez esa respuesta es  la que abre mi pregunta que habla del sacrificio. Mi pregunta en la película. Y en ese sentido perdida cuenta un poco el porqué e incluso hace una especie de autocrítica. La película da cuenta de eso  y también da cuenta de un contexto histórico que habla de lo que estaba en juego y lo difícil que es juzgarlo en el aquí, en el ahora y en el presente, pero sí está bueno la mirada  hacia el futuro que hable un poco también del nombre de la película  Tres Cosas Básicas».

 

– ¿Que percepción tenés en relación a la recepción del público que vió el documental en los diferentes festivales nacionales e internacionales y que sensaciones tenés con respecto a las menciones y premio que tuvo «Tres Cosas Básicas» ?

– «Mirá, la verdad que atravesé muchas cosas en lo personal. La empecé  a dimensionar, empecé a crecer con ella. Lo que era, lo que fue una idea, con mi primo hermano Publio Molinas y mi amigo cuando la empecé a profesionalizar a esa idea, y a dimensionar, me di cuenta lo compleja, que era como es nuestra historia Latinoamericana».

«Entonces, en ese proceso hay un desgaste lógico, creo que una de las cosas más difícil de una obra es poder sostener o incluso que crezca el deseo ¿No? porque uno en el momento que cree qué dimensiona una idea, está volando en un punto y después el proceso lógico búsqueda de financiamiento, de encontrar la historia, de encontrar el guión que te permita no solo la búsqueda de financiamiento, sino poder contar la historia con los protagonistas y la viabilidad de las condiciones objetivas y subjetivas. Bueno, hace que pase un tiempo. Que cada película tiene su tiempo y a veces la película va como el río, va para para un lado. Eso tiene que ver también más con el proceso de montaje posproducción. Yo soy un montajista. Monté esta película y entender eso, bueno, es un desgaste de salud mental interesante, importante. Y hace que a veces bueno, se desanime o le cueste volver amigarse con la película, entonces en ese sentido, el espectador, el público y toda esta búsqueda de esta visibilidad de la película, festivales, encuentros y preguntas de diferentes críticos, me hizo amigarme con la película y la fui descubriendo».

«Es una película en movimiento, creo como casi todas mis obras que se terminan en el montaje y se sigue. Por supuesto que se acabó el montaje, pero se sigue, por lo menos de mi parte, reconstruyendo, resignificando a medida que la voy proyectando y voy recibiendo respuesta como lo que pasó en diferentes festivales. La he estrenado en Oslo, en Noruega, ante un auditorio lleno  y esas preguntas me resignifica la obra que uno mismo hizo. Creo que también por eso me gusta el cine. Porque bueno, no termina uno de dimensionar lo que sucede», concluyó.