El entrenador rosarino Jorge Solari, ícono del fútbol local y nacional, tuvo la oportunidad única de dirigir -juntos- a Gerardo Martino y Juan Antonio Pizzi como jugadores. Ocurrió en el club español de Tenerife, a principios de la década del noventa, donde unió al leproso y al canalla.

El Indio, que inició su carrera como jugador en Newell’s y la de técnico en Central, conocido por ser uno de los fundadores del legendario Renato Cesarini, semillero inacabable de estrellas, brindó una entrevista exclusiva a Conclusión para expresar su mirada con respecto a la final de la Copa América Centenario, que protagonizarán Argentina y Chile en Estados Unidos.

«A Martino lo dirigí acá, en Newell’s, y cuando me fui a Tenerife, me lo llevé conmigo», recuerda Solari. «En cambio, a Pizzi lo pedí personalmente. Estaba jugando en el Toluca de México tras su paso por Central», añadió antes de decir: «Así que, tuve la suerte de dirigir a ambos en el mismo equipo».

Como jugadores, el Indio coincide en que ambos «fueron grandísimos y marcaron un antes y un después en sus puestos. Los rosarinos, al Tata lo conocen bien, lo vieron jugar acá. Pizzi se fue un poco más joven, pero igual brilló en el Canalla. Un delantero magnífico: alto, flaco, pívot, cabeceador y goleador», consideró.

A la hora de repasar las carreras del Tata y Pizzigol como técnicos, Solari opina que «ambos tienen sus cosas positivas» aunque no se siente identificado, no obstante, con ningún estilo en particular. Es que «las estrategias y tácticas dependen de los jugadores que se tengan. A partir de ahí, uno se tiene que amoldar; así que, no puedo decir que me identifico con uno o con otro. Martino, como DT, tiene gran trayectoria y recorrido. Con Pizzi, aunque empezó luego, pasa lo mismo. El Flaco, que dirigió buenos equipos y estuvo en grandes lugares, ahora tiene la oportunidad de conducir la selección de Chile y está haciendo lo mejor», dijo Solari.

En cuanto al plan estratégico que deberán adoptar argentinos y chilenos para quedarse con el premio mayor de América, Solari discurrió que «la estrategia de cada uno depende de los jugadores que ponen en cancha. La lógica será de acuerdo a lo que viene sucediendo: imagino a un Chile retrasado y apostando al contragolpe. Enfrente, una Argentina con la tenencia de la pelota. En el partido pasado, ellos salieron mucho y se comieron dos. Así que, imagino que ahora preservarán un poco».

En relación a las chances de uno y otro para coronarse en Estados Unidos, el Indio subrayó: «Nosotros tenemos mayores posibilidades, principalmente por la capacidad de nuestros jugadores. Además, creo que desde lo colectivo también estamos un escalón más arriba. Pero no hay que confiarse ya que los partidos, como todos, primero hay que jugarlos».

«No hay dudas de que somos los favoritos a ganar la Copa América: por la historia y por el presente. No creo que en este caso pesen las dos finales perdidas ni la sequía de veintitrés años sin títulos. Perdimos dos y ahora vamos por la tercera, es cierto, pero yo digo lo siguiente: si me dan a elegir, prefiero ser segundo toda la vida y no primero una vez para luego desmoronarme».

Por último, Solari no es nada precavido y se anima a tirar, de una y sin anestesia, el resultado que imagina esta noche: «Vamos a ganar 2 a 0, con goles de Messi e Higuaín», termina.

El día que fichó a Pizzi gracias a la falta de un riñón

Jorge Solari fue técnico del Tenerife de España durante casi un año y medio a principios de la década del 90 y, además de haber fichado al mediocampista Fernando Redondo, una de sus primeras contrataciones fue la Pizzi.

«Lo había visto en Central y me gustaba. Él estaba jugando en el Toluca de México y le dije al presidente del club que lo trajera, pero él no estaba convencido porque ni siquiera lo conocía», recordó.

Sin embargo, al ver que el apellido del entonces delantero salía en los diarios locales, se puso a averiguar referencias sobre él.

«Yo le decía que era muy buen profesional y goleador. Hasta le dije que no había jugado en la Selección argentina, por lo que podrían nacionalizarlo, pero no lograba convencerlo. Pero el presidente averiguó y se enteró que le faltaba un riñón y me dijo:  A mí también me falta uno, vamos a traerlo «, afirmó.

Solari contó que «en ese entonces lo pagaron cerca de 400 mil dólares al Toluca, que era mucha plata, pero les salió bien el negocio porque luego lo vendieron en mucho más al Barcelona».

Cuando estaba en cuarta división, Pizzi chocó contra el arquero Roberto Bonano y sufrió una lesión en un riñón, que le costó que le extrajeran el órgano dañado, aunque pudo continuar sin riesgo su carrera deportiva.

El fugaz paso de Martino por Tenerife

Gerardo Martino fue fichado por el equipo de Islas Canarias en 1991, debutó frente a Barcelona pero no logró consolidarse y luego de jugar tan sólo 15 partidos tuvo que marcharse.

«Pedí al Tata porque lo conocía de cuando lo había dirigido en Newell´s. Tenerife tenía un nueve goleador y rápido y yo necesitaba un lanzador como él. En este caso, el presidente me lo aceptó fácilmente: era más barato porque venía de Argentina y yo tenía más espalda por llevar un tiempo en el club», contó.

Consultado sobre por quién hinchará en la final, reconoció que «lógicamente por Argentina» y contó que «habla seguido con Martino, ya sea por teléfono o en persona» y que a Pizzi no lo ve tan seguido».

*Entrevista propia de Conclusión, con datos extraídos de NA.