VIERNES, 29 DE NOV

Reapareció Guzmán, tildó de «nene caprichoso» a Máximo Kirchner y sostuvo que con Cristina «era una hazaña gestionar»

El exfuncionario sostuvo que el líder de La Cámpora "pedía un acuerdo a 40 años con el FMI, algo que era imposible", al tiempo que criticó el rol que tuvo la titular del Senado en las negociaciones con el organismo.

 

El ex ministro de Economía Martín Guzmán afirmó este viernes que con Cristina Kirchner «gestionar era una hazaña», al describir los desacuerdos que mantuvo con la vicepresidenta en su paso por el Palacio de Hacienda. Además, tildó al diputado Máximo Kirchner de «chico caprichoso» y dijo que su actitud «le sale cara al país».

«Hay un balde de mierda y otro balde de mierda, y el ministro tiene que meter la mano en uno de los baldes de mierda y eso es lo que hay. Le debíamos 45.000 millones de dólares al FMI. ¿Cuáles eran las alternativas? O llegar a un acuerdo para refinanciar, o hacer el default», graficó.

En ese marco, sostuvo que Máximo «pedía un acuerdo a 40 años con el FMI, es algo que no es posible. Ahora la vicepresidenta, que es su madre, le da poder a alguien que no puede ejercerlo de forma responsable».

Guzmán volvió a dar declaraciones públicas luego de haber renunciado a su cargo el 2 de julio último.

El ex ministro enumeró los distintos puntos decisivos que marcaron su gestión en el Palacio de Hacienda, con fuertes críticas al kirchnerismo.

«Donde hay un punto de quiebre en la dinámica de la gestión es unos días antes del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), se cortaron todas las líneas de comunicación con Cristina Kirchner», apuntó en una entrevista emitida por NeuraMedia.

Guzmán explicó que «conducir la política económica se había convertido en algo extremadamente difícil» y señaló que si el FMI hubiese propuesto condiciones similares a las que le había ofrecido al gobierno de Macri, «hubiese preferido el default».

«Cuando conducís una negociación internacional no solamente importa lo que construís en el diálogo de la política exterior, sino también importa la dinámica política interna. Si los bonistas ven que el propio sistema político no da señales de que si es necesario vas a hacer un default, la tenés mucho más complicada», indicó.

Y admitió que «en un momento crítico hubo un rol constructivo que ayudó a la Argentina. Cuando Cristina juega a favor tiene un enorme potencial, cuando juega en contra también tiene mucha potencia».

En esa línea de razonamiento, el exfuncionario consideró que el rol de la vicepresidenta «fue muy diferente en la negociación con los privados, que en la negociación con el FMI».

«Cristina en la negociación con los acreedores privados fue de una ayuda muy importante y decisiva. Y en un momento tuvo un rol para ordenar lo que se daba a nivel político, y eso me ayudó mucho a poder llegar a un acuerdo y que nos dejaran de mover los bonistas», destacó.

En cambio, indicó que «en la negociación con el FMI fue diferente. Donde hay un punto de quiebre en la dinámica de la gestión es unos días antes del acuerdo con FMI. Cuatro días antes del acuerdo se cortan todas las líneas de comunicación conmigo. No me atendía, o el secretario tampoco me atendía, la gente de su entorno con la que venía hablando. Entonces mandaba la información directamente por mensaje a alguien clave de su entorno».

«Nunca más hablé desde ese momento. Faltaban cuatro días para acuerdo o default. En ese momento Alberto gobernó, él sí condujo. En ese momento Cristina se corrió y eso tuvo implicancias para toda la gestión que vino a posteriori», señaló.

Según relató el extitular del Palacio de Hacienda, «después de ahí, gestionar era una hazaña»: «Es difícil aceptar posicionamientos especulativos cuando se contraponen a lo que la patria necesita».

«Si el FMI nos hubiese puesto en un lugar como era el del gobierno anterior, la verdad es que hubiese preferido el no acuerdo. El default era ajuste. En el Congreso, La Cámpora votó un ajuste. Entre el default y el acuerdo, un acuerdo que si lo hubiese conducido Cristina Kirchner hubiese llenado la Plaza de Mayo con pancartas diciendo: ´Le torcimos el brazo al FMI´. Un acuerdo que no tiene precedentes en la historia», enfatizó.

Guzmán dijo que se enteró de la renuncia de Máximo Kirchner en el Congreso cuando vio la carta. «Me enteré de que una parte de nuestro propio frente votaba en contra del acuerdo del FMI cuando eso ocurrió», señaló.

Además planteó que ese episodio «afectó a la Argentina, no a mí. Impacta en las expectativas, en la estabilidad política, en la capacidad de gestionar. Estuvimos un semestre gestionando un programa que la líder del frente no apoyó».

«Cuando se da esta situación entre nuestro frente y votar en contra del acuerdo con el FMI, toda la gestión queda afectada. Le daba instrucciones a funcionarios que dependían de mi propia área y me decían: ´Bueno´ y no lo hacían. Pasó principalmente en la política energética», admitió Guzmán.

Guzmán dijo que no se retiró de la política y aseguró que sigue «pensando y trabajando para poder construir una Argentina más fuerte, con más oportunidades, más equitativa, una Argentina que progrese».

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