JUEVES, 28 DE NOV

Waldo Wolff: «La muerte de Nisman fue el mayor magnicidio de Estado»

Así se expresó el diputado nacional del PRO y ex vicepresidente de la Daia en entrevista exclusiva de Conclusión. Además, consideró que el juez Rafecas “no busca la verdad” y pidió su juicio político.

Por Fabrizio Turturici

Waldo Wolff, diputado nacional del PRO y ex vicepresidente de la Daia, se expresó en entrevista exclusiva de Conclusión sobre la megacausa de Alberto Nisman al decir que se trató de “el mayor magnicidio de Estado” desde el advenimiento de la democracia.

Asimismo, Wolff repitió que “el kirchnerismo se comportó antes de su muerte, como si quisiera matarlo; y después de su muerte, como si lo hubiese matado”. Y agregó: “Espero que aquellos que intentaron teñir esto de ‘relato’ no se salgan con la suya”.

En otro orden, el diputado nacional del PRO analizó el papel del juez Daniel Rafecas en la causa de la muerte del fiscal. Wolff recordó que fue amenazado personalmente por el magistrado en cuestión (a quien pide juicio político) y dijo que Rafecas “no busca la verdad”.

—¿Qué carátula le pondría a la muerte de Nisman en la historia argentina?

—Un magnicidio de Estado. La muerte política más escandalosa, por lo menos desde el advenimiento de la democracia.

—¿Está convencido de que a Nisman lo mataron?

—Por las pericias, los estudios y las fotos que tenemos hasta el momento, no tengo absolutamente ningún elemento para considerar que esto no se trata de otra cosa que de un homicidio. Pero no es un tema de creencia sino de análisis; si algún día se agrega algo nuevo, desde luego que lo evaluaremos.

—En su teoría, ¿tiene en mente al responsable?

—Tengo la teoría de que hay muchos componentes de los servicios de inteligencia y del Poder Ejecutivo anterior que tienen que dar explicaciones de muchísimas cosas. Sería un irresponsable decir que sé quién lo hizo, en esto hay que ser muy cuidadosos. No obstante, reafirmo que el gobierno anterior se comportó, antes de su muerte, como si quisiera matarlo; y después de su muerte, como si lo hubiese matado. Esto fue así.

—¿Fueron personajes aislados o se trató de un proyecto estatal?

—Claramente se trató de un proyecto de Estado: denostar al fiscal, hacerlo pasar por loco, por suicida, meterse en su vida privada, hablar primero de que era homosexual, luego de que le gustaban las mujeres. Al margen de que era mentira, el hecho de meterse en la vida privada de una persona implica una concepción totalmente violatoria de las libertades individuales y colectivas. No solamente pasó con Nisman, sino con muchos otros. Al periodista Damián Pachter (quien tuvo la primicia de la muerte del fiscal), desde el propio Twitter de la Casa Rosada le publicaron el ticket de su pasaje para que la gente sepa adónde se iba.

—Usted también sufrió agresiones personales, ¿cierto?

—No solamente personales, sino también institucionales. Fui denunciado por ‘traición a la patria’ en una operación que nos hicieron a Daniel Sabsay, Marcos Aguinis, Santiago Kovadloff, Laura Alonso, Patricia Bullrich y a mí. El motivo fue insólito: un ex empleado kirchnerista de la Daia que dijo que nosotros recibíamos órdenes de los fondos buitre. Eso salió en Página 12 y fue citado por la presidenta de la Nación. Solamente con un testimonio se nos abrió una causa, pero nosotros, lejos de decir que había una confabulación (que la había), nos presentamos a derecho y pedimos que investiguen, que no la cierren. Justamente, el comportamiento opuesto al del kirchnerismo con la muerte de Nisman. Además, fui amenazado por un juez federal (Daniel Rafecas), también tengo varias amenazas a mi teléfono que se encuentran en juzgados federales, vandalización de auto varias veces, entre otros episodios. Al juez Rafecas, por cierto, le estoy pidiendo el juicio político.

—Hablando de Rafecas, ¿qué papel juega en la causa Nisman?

—A mi entender, Rafecas no se comporta con los valores propios de un juez, que son la búsqueda de la verdad. El derecho no es una ciencia exacta y se puede encontrar, siempre, la mitad de la bibliografía a favor y la otra mitad en contra de que se haga algo. Pero en un caso como el del Atentado a la Amia y la investigación de Nisman que denuncia la participación del gobierno anterior en encubrimiento, si usted encuentra un solo tomo que le permita abrir la causa, usted debe abrirla. Y hay múltiples testimonios de juristas afamados que dicen que hay motivos para abrirla. Así que, hoy en día que tenemos tanto acceso a la información y a las escuchas, entiendo que se debería abrir. Esto no quiere decir que sean culpables los implicados, pero hay que investigar.

—Hablaba de la connivencia entre el Estado y los servicios de inteligencia. ¿Su gobierno hizo algo para desmontar –o reorientar– este aparato que tanto poder tiene en Argentina?

—Creo que sí, pero no es un trabajo de un día para el otro, no es tan simple como golpear el avispero y cambiarlo. A mi entender, se ha levantado la vara del acceso a la información y ya no se persigue a nadie. El fiscal (Federico) Delgado denunció al presidente Macri y nadie dijo que “vamos a salir con los tapones de punta” como dijo en su momento Diana Conti. Por lo menos yo, respiro mucha más institucionalidad que antes.

—¿Algún día, los argentinos podrán conocer la verdad?

—Tengo esperanzas de que la causa se abra, haré todo lo posible para eso. Esperemos que aquellos que intentaron teñir esto de ‘relato’ no se salgan con la suya. Quisieron hacer pasar la muerte de Nisman como un loco suicida y a la denuncia por encubrimiento como una confabulación, pero de a poco estamos demostrando que nadie puede decir que se suicidó ni que estaba loco ni que esto se trata de una confabulación.

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