MARTES, 26 DE NOV

Importaciones en marcha: comienzan a verse los primeros productos en las góndolas

La mercadería, en su mayoría, proviene de países limítrofes como Paraguay, Uruguay y Brasil, aunque también se empezaron a importar algunos artículos desde Europa.

 

El gobierno de Javier Milei abrió la importación de productos de la canasta básica con el fin de que la competencia abierta entre bienes nacionales y extranjeros permita reducir el impacto de los precios y contribuir a la baja de la inflación.

De a poco, empiezan a verse algunos productos en las góndolas de los supermercados. Entre ellos, puré de tomate, pan lactal, café, atún, pan, pastas, cervezas y chocolates. La mercadería, en su mayoría, proviene de países limítrofes como Paraguay, Uruguay y Brasil, aunque también se empezaron a importar algunos artículos desde Europa.

Lo que hoy comienza a verse es solo el principio de una escalada importadora que hace pie en los beneficios, fundamentalmente financieros, que reciben por la medida, como la suspensión del IVA adicional y del Impuesto a las Ganancias para estos productos por el plazo de 120 días.

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Por ejemplo, las latas de atún desmenuzado de la marca ecuatoriana «Bulnez» se venden a $985, lo que supone una diferencia significativa comparada con los $3669 que cuesta una lata de lomitos de atún de la marca nacional «La Campagnola». Sin embargo, es importante tener en cuenta que el atún desmenuzado es de menor calidad, ya que se trata del producto que se desprende durante el procesamiento de los lomitos. Otras marcas de esta conserva desmenuzada rondan los $1700.

Por otro lado, la marca «Máxima», también de industria ecuatoriana, ofrece el atún desmenuzado de 170 gramos a $700, siendo aún más económico que el producto mencionado anteriormente.

En el caso del café, sin embargo, las cápsulas italianas de las marcas «Viaggio» y «Lavazza» se encuentran en un rango de precios más elevado, siendo ofrecidas a $9315 y $10,990 respectivamente. En contraste, las marcas locales como «Cabrales» y «La Virginia» tienen precios más accesibles, oscilando entre los $6230 y $5139.

Lo mismo pasa en las heladeras: la novedad uruguaya de la manteca «Conaprole» viene a «competir», con el paquete de 200 gramos a $3.200, con marcas propias y otras como La Paulina e Ilolay, que cuestan entre $2.050 y $2.400. Y con la primera marca de La Serenísima, a $2.800.

Otros importados gozan de los descuentos del día como el 2×1, y así el paquete de galletitas de sésamo Mazzei, de industria paraguaya, queda en $400, la mitad que las segundas marcas locales y un tercio que las primeras marcas.

Fargo y Bimbo, de capitales mexicanos y dueñas del 80% de la góndola de panificados, se exhiben ahora junto a las brasileñas Bauducco y Visconti. Entre descuentos y promociones de unos y otros, el pan brasileño es el único producto importado que queda a un precio algo más conveniente: $2.800 contra $3.500, para el paquete de 400 gramos.

El costo de ciertos productos importados ha disminuido entre un 15% y un 75% en comparación con los productos locales, brindando a los consumidores una opción más económica. Sin embargo, es crucial señalar que los artículos más gourmet o especializados no muestran una variación de precios tan notable. De hecho, muchos de estos productos importados suelen ser más caros que los nacionales.

A través del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) de diciembre, la administración de La Libertad Avanza (LLA) desreguló los principales resortes que existían para evitar maniobras especulativas. En resumen, eliminó la Ley de Abastecimiento, que permite controlar la oferta de productos de primera necesidad, y la Ley de Góndolas, que potencia la competencia de pequeñas y medianas empresas locales y economías regionales en igualdad de condiciones contra grandes monopolios.

En particular, la Ley de Góndolas buscaba que los precios sean claros a la hora de comprar. La norma permitía además acceder a más productos regionales o artesanales de las micro, pequeñas y medianas empresas, productos de agricultura familiar, campesina e indígena, productos de la economía popular y productos de cooperativas y mutuales. El tercer objetivo espera que exista armonía y equilibrio entre los operadores económicos alcanzados por la norma para evitar prácticas comerciales que perjudiquen la competencia.

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Su eliminación sumó músculo a los monopolios. A esto se sumó la apertura de las importaciones, las cuales ahora se potenciarán con la eliminación de impuestos a las compras externas

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