MIéRCOLES, 27 DE NOV

Meloni defendió su reforma fiscal y la quita de planes sociales ante el congreso de la central obrera

La primera ministra de Italia dijo que los planes sociales “favorecen el trabajo irregular” y que “el mérito es el único ascensor social que existe si va acompañado de igualdad de condiciones de partida". Afirmó que a la riqueza “la crean las empresas y los trabajadores”.

La primera ministra italiana Giorgia Meloni defendió este viernes ante la principal organización sindical del país su nueva reforma fiscal, que busca reducir las categorías del impuesto a la renta, al tiempo que justificó la quita del plan social conocido como «ingreso por ciudadanía» al considerar que ese tipo de herramientas «favorece el trabajo irregular».

«El mérito es el único ascensor social que existe si va acompañado de igualdad de condiciones de partida», planteó Meloni al participar en la norteña ciudad de Rímini del congreso con el que la Confederación General Italiana del Trabajo reeligió a su secretario general Maurizio Landini por otros cuatro años, en la que fue la primera visita de un premier a la cita desde la de Romano Prodi en 1996.

A lo largo de casi una hora de discurso, la premier del Gobierno italiano, en el cargo desde octubre, defendió la reforma fiscal aprobada ayer que busca una «flat tax» de impuesto fijo para los grandes ingresos de acá a tres años y con la que aspira a «reducir la carga fiscal» para trabajadores.

«Seguiremos con la progresividad. La reforma reduce las escalas del impuesto a la renta, en busca de mejorar las condiciones de los de la primera categoría», detalló Meloni, primera mujer premier de la historia del país.

La reforma también prevé una revisión de los cuatro tipos impositivos del IVA vigentes y una propuesta para reducirlo a cero en algunos artículos de primera necesidad como pan, pasta y leche.

En su discurso, Meloni defendió además la eliminación del plan social más extendido en Italia, el denominado redito di citadinanza (ingreso por ciudadanía), un salario básico universal que llegaba hasta los 800 euros para desempleados y sub ocupados, y que ahora solo percibirán personas calificadas como no aptas para el trabajo.

«El programa no beneficiaba a quien puede trabajar, ya que ha servido para mantenerlos en la condición de pobreza y queremos ofrecerles la salida de esa condición. El único camino que conozco para eso es el trabajo», argumentó.

Para Meloni, el salario básico universal como el ingreso de ciudadanía «favorece el trabajo irregular».

«No creo que quien está en condición de trabajar deba ser mantenido por el estado con los impuestos que paga quien trabaja y a veces gana solo poco más que quien no», sostuvo al defender la eliminación de la medida que había introducido el Gobierno de Giuseppe Conte en 2018.

En su intervención, Meloni pidió a los sindicatos que se enfoquen en la generación de empleo ya que «la riqueza la crean las empresas y los trabajadores».

«El desafío es poner a empresas y trabajadores en la mejor condición para crear una riqueza que inevitablemente caerá sobre todos», argumentó, en una defensa implícita de la denominada «teoría del derrame».

«Italia es el único país de la UE que tiene salarios más bajos que antes de 1990. Significa que hay una emergencia y que las recetas usadas hasta ahora no funcionaron y hace falta imaginar un camino nuevo. Ese camino que hasta ahora no se tomó es apostar todo al crecimiento económico», propuso.

Meloni también rechazó otro de los pedidos de sindicatos y oposición como es la imposición de un salario mínimo a nivel nacional.

«La introducción del salario mínimo legal no es el camino: temo que fijarlo por ley se vuelva no una tutela agregada a las garantías de los convenios colectivos que ya existen, sino una herramienta que las sustituiría haciendo un favor a quienes quieren negociar a la baja los derechos de los trabajadores», profundizó.

Luego de las críticas de los sectores más radicalizados de la CGIL durante la semana a la presencia de la premier, Meloni planteó que su asistencia en el congreso nacional de la central obedecía a un gesto por la «unidad».

«No tengo miedo a que me silben, no escapo a los contextos difíciles, no me asustan. La razón por la que decidí venir es porque no es un día como otros, es la fiesta de la unidad nacional. Mi presencia no solo busca llenar el vacío de que hace 27 años no venía un jefe del Gobierno», mencionó.

Para Meloni, «los datos italianos están bajo la media europea en ocupación, ocupación femenina, y salarios».

Para Landini, la presencia de Meloni en el encuentro históricamente caracterizado como de izquierda en el que estuvieron también autoridades del Vaticano y de la Iglesia italiana «es un elemento de respeto y de reconocimiento a nuestro sindicato que representa a millones de personas», en referencia a los casi 6 millones de afiliados que tiene la central sindical.

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