Los talcos, jabones y desodorantes de la marca Véritas son parte del inventario tradicional argentino, pero como consecuencia de la crisis que afronta su firma controlante La Fármaco están muy cerca de desaparecer de las góndolas.

Desde 2016 La Fármaco pertenece a la compañía salteña dedicada a la producción de artículos para limpieza Santiago Sáenz que se la compró a la multinacional Unilever. En abril pasado esta pyme presentó ante la Justicia comercial la apertura del concurso preventivo de acreedores y dos meses después sigue muy lejos de sanear sus millonarias deudas que ponen en peligro la continuidad de Véritas y otras marcas.

La compañía ingresó en una fuerte crisis muy poco tiempo después de concretar la compra de La Fármaco y según detallan el gran escollo a afrontar fue la drástica caída del consumo en el mercado interno, además de la dificultad de acceder a créditos convenientes para apalancar su operatoria. Hoy sus cuatro plantas de producción (tres ubicadas en salta y una en Buenos Aires) continúan funcionando, pero a menor ritmo y reina la incertidumbre entre sus más de 300 empleados.