MIéRCOLES, 27 DE NOV

Trabajar, una rutina para algunos y una motivación para otros

A través de la ONG Cilsa personas con alguna discapacidad pueden acceder a un trabajo. La responsable de orientación laboral contó en diálogo con Conclusión, de qué se trata el programa y la experiencia de los alumnos.

Por Candelaria de la Cruz

Tener una discapacidad no significa tener limitaciones y mucho menos a la hora de demostrar y poner todo en la práctica de un trabajo. Históricamente, la búsqueda de empleo para las personas con discapacidad ha resultado complicada, muchas veces por miedo o por simple desconocimiento. Con el paso del tiempo, se han creado diversas ONG que hacen que este proceso no sea tan complicado y ese es el caso de Cilsa.

«Promovemos la inclusión social de personas con discapacidad y de otros sectores vulnerables y específicamente en materia de inclusión educativa y laboral venimos desde el 2007», explicó en diálogo con Conclusión Ana Clara Palumbo, responsable del área de orientación laboral de la ONG en la oficina de Rosario.

Desde hace 50 años la ONG trabaja y trata esta temática y desde hace unos años comenzaron a contactar empresas que tengan interés y ganas de unirse a su proyecto.

«Vamos buscando, le mostramos nuestras propuestas y aquellas empresas que se vean motivadas e interesadas, las contactamos y vemos como elaborar el objetivo», contó Ana Clara.

Quienes llegan a Cilsa, tal como cuenta la responsable de orientación laboral, tienen la intensión de aprender de computación básica, en donde se le enseña el uso de Office e Internet,» una alfabetización digital y a la vez dictando talleres de búsqueda efectiva de empleo, donde se le enseña a armar sus currículums, buscar su perfil laboral, los medios de búsqueda y hasta practican la entrevista laboral. Es un proceso de alrededor 6 o 7 meses y el último eslabón son las prácticas laborales».

«Me parece importante destacar que nuestro proyecto apunta también a un conocimiento personal, a lo largo de esos meses trabajamos sobre los intereses, hacia dónde orientar el proyecto laboral, que todo tenga un sentido para ellos, no es sólo una práctica en un empresa sino también un proceso de orientación. Ellos ponen en juego su persona, qué pueden hacer, qué pueden dar y hasta dónde pueden llegar», remarcó Palumbo

A las ideas hay que materializarlas y ese es la caso del supermercado «La Reina», que forma parte de las empresas que ofrecen su fuente de trabajo para que los chicos puedan lograrlo.

«Nosotros nos acercamos a La Reina el año pasado luego de escuchar a Carlos Solans (NdR: titular de la empresa) en una charla sobre responsabilidad social empresaria, donde contaban como trabajaban desde la empresa», relató Ana Clara.

Y es así como luego de presentar la propuesta y evaluarlo, los chicos comenzaron en 2015 a hacer sus prácticas laborales en la empresa.

«Se incorporaron a cuatro chicos con distintos tipos de discapacidad y con distintos perfiles en las distintas sucursales y así se fueron desarrollando estos espacios de prácticas para que ellos puedan desarrollar sus competencias laborales», informaron Analía Rodríguez y Romina Persig, encargadas del departamento de Recursos Humanos de La Reina.

«Los chicos pasan los procesos de entrevistas como cualquiera que viene a buscar trabajo, la capacitación los entrena para eso, pero no les asegura el trabajo, es todo un proceso que tienen que pasar», subrayó Romina.

Actualmente en la sucursal de calle San Martín 3419 de la «La Reina» se encuentran trabajando Norma y Noelia, ambas con perfiles, discapacidades y edades diferentes pero ambas con las mismas ganas de trabajar.

Relatos que hacen falta…

Norma tiene 45 años y luego de una mala praxis médica, no pudo caminar más, pero aún así no bajó los brazos y este año trabaja en el sector de perfumería del súper. “Es un trabajo muy lindo y me gusta porque estoy activa y tengo la mente ocupada. Soy inquieta y esto me ayuda muchísimo. Para mí es un sueño”, contó emocionada Norma. Además resaltó: “Mucha gente se acerca y se pone contenta por mí”. la-reina-2

Por otro lado, y en el sector de fiambrería está Noelia, una joven de 25 años que tiene síndrome de Down. Esta chica que al principio parecía tímida, contó que terminó la capacitación de Cilsa y le dieron un diploma, que baila folclore y hasta hace radio. “Hace un mes que estoy trabajando acá y estoy muy contenta. Tengo muchas ganas de trabajar y esto me da energías y me ayuda a olvidar las cosas tristes. Le voy a poner todas las pilas para poder seguir acá”, contó emocionada.

la-reina-3Finalmente, y escuchando la fuerza de estos trabajadores, la orientadora laboral de Cilsa Rosario resaltó: “El poder trabajar depende siempre del perfil de la persona, más allá de la discapacidad, hay una persona que estudió, que no… y en todo caso, la discapacidad se puede ajustar de alguna manera, pensar en adaptaciones pero lo que no podemos obviar es el perfil de la persona, qué sabe hacer, qué quiere hacer y hacia dónde va orientado”.

 

 

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