El sitio electrónico de reportajes de investigación The Intercept, fundado entre otros por Glenn Greenwald y Jeremy Scahill, subieron «The Drone Paper» (Los documentos sobre los drones), ocho artículos relacionados con la utilización que hace Estados Unidos de aviones robot (drones) en las guerras posteriores al 11 de septiembre. La base de esos artículos se debe, en parte, a una filtración de paquetes de documentos de diapositivas estilo Power Point, más cuatro paquetes de documentos (http://theintercept.com/drone-papers). Los documentos, dice Scahill en el primero de los artículos, «fueron proporcionados por una fuente dentro de la comunidad de inteligencia que trabajó en el tipo de operaciones y programas que se describen en las diapositivas».

En un segundo artículo, traducido al español como «Encuentra, prepara, acaba», Scahill delinea la historia pública del programa de drones e incluye citas del general Michael Flynn, ex director de la DIA (Agencia de Inteligencia de Defensa) y ex comandante del Comando de Operaciones Especiales Conjuntas, en una entrevista con The Intercepter, donde critica el programa. Flynn dice que «pareciera que toda nuestra política para el Medio Oriente está basada en disparar drones. Esto es lo que este gobierno ha decidido hacer en su campaña de contraterrorismo. Están enamorados de la capacidad de las operaciones especiales y la CIA para encontrar a un tipo en medio del desierto en algún pueblito perdido en algún lugar y arrojarle una bomba a la cabeza para matarlo».

“Cacería humana”

En el artículo «Cacería humana en el Kush indio: bajas civiles y fracaso estratégico en la guerra más prolongada de EE.UU.» por Ryan Devereaux, que se centra en la campaña de 2011 a 2013, denominada Operación Haymaker, en el noreste de Afganistán, se detalla un caso ejemplar con base en los documentos filtrados. El artículo estable sus conclusiones desde el comienzo: «El propio análisis de los militares demuestra que la campaña Haymaker fue un fracaso en muchos aspectos. La gran mayoría de los que fueron asesinados en ataques aéreos no eran blancos directos. Ni tampoco tuvo éxito la campaña en mermar las operaciones de al-Qaeda en la región».

El documento fuente confirma que los militares que informan sobre los ataques con drones asumen que los individuos asesinados junto con el blanco real son también terroristas, y

en los registros se les designa como «enemigo muerto en acción». Aunque también se pueden disparar misiles desde aviones convencionales, pero 9 de cada 10 veces se hace desde drones. «Para disparar un misil en contra de un blanco entre un grupo de personas”, dice la fuente, “se necesita una confianza ciega aún más grande, una confianza ciega que considera a menudo que la proximidad física es parte de la evidencia».

El único de los documentos firmados que menciona bajas civiles es un diagrama de barras con anotaciones en donde se muestran las estadísticas de las misiones de septiembre del 2011 a septiembre del 2012, un total de más de 1.800 «operaciones nocturnas» con un total de 14 «eventos» de bajas civiles en el año. «Las 14 bajas civiles son sumamente sospechosas”, dijo la fuente. “Yo sé que el número real es mucho mayor”, agregó, y finalizó expresando que “ellos mismos deciden los números para poder así salirse con la suya de borrar la mayoría de los asesinatos, calificándolos de legítimos».