Con una “concurrencia moderada” y sin esperar sorpresas, los ciudadanos de Nicaragua fueron hoy a las urnas para elegir presidente, vice y parlamentarios locales y regionales, en una jornada que transcurrió con pocos incidentes, según reportaron autoridades y observadores.

Aún cuando la autoridad electoral informó que los primeros resultados oficiales estarían disponibles a partir de las 21 (la medianoche en la Argentina), tres horas después del cierre de las urnas, se esperaba la reelección del presidente Daniel Ortega, favorito en las encuestas previas con más de 60% de la intención de voto.

La jornada se desarrolló en general sin incidentes, salvo por la quema de material electoral en algunos centros de votación de Nueva Guinea, municipio de la Región Autónoma del Atlántico Sur, según reportó esta tarde el diario local La Prensa.

Asimismo, el presidente del Consejo Supremo Electoral (CSE), Roberto Rivas, admitió ante periodistas que hubo “algunas ligeras confusiones en algunos municipios en materia del padrón electoral”, pero sostuvo que “eso es algo que ocurre en todas las elecciones”.

“Los observadores pudieron verificar en los centros de votación bajo nuestra observación una concurrencia moderada en las diferentes regiones del país”, informó el Consorcio Panorama Electoral, grupo conformado por cuatro organizaciones no gubernamentales locales que desplegó 652 observadores en los 153 municipios del país.

Por decisión de Ortega, los comicios no contaron con observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) ni la Unión Europea (UE), entes que cuestionaron el proceso electoral de 2011, en el que el mandatario fue reelecto para un segundo período consecutivo.

A cambio, Ortega invitó a varios ex mandatarios de la región, como los guatemaltecos Vinicio Cerezo y Álvaro Colom, el paraguayo Fernando Lugo, el hondureño Manuel Zelaya y el salvadoreño Mauricio Funes, asilado en Nicaragua desde hace un año, tras huir de su país acusado de corrupción.

“El proceso electoral está transcurriendo de manera normal, tranquila y transparente”, había dicho Rivas a primera hora de la tarde.

Unos 4,34 millones de ciudadanos estuvieron habilitados para elegir presidente y vice, 92 diputado a la Asamblea Nacional (parlamento) y 20 representantes al Parlamento Centroamericano (Parlacen).

El gobierno esperaba que al menos 3,8 millones de ciudadanos fueran a emitir su voto, según publicaron los medios oficiales.

Ortega, de 70 años, se postuló a la segunda reelección consecutiva por primera vez acompañado en la fórmula por su esposa, Rosario Murillo.

De imponerse, como lo previeron las encuestas de intención de voto, ejercerá su tercer mandato seguido (gobierna desde el 10 de enero de 2007), que será su cuarto período como presidente electo (también lo hizo en 1985-90), sin contar el tiempo en que estuvo a cargo del gobierno tras el triunfo de la revolución sandinista (1979-85).

Además del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) gobernante, postularon candidatos a presidente el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), el Partido Liberal Independiente (PLI), la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), el Partido Conservador (PC) y la Alianza por la República (Apre).

Las pocas opciones que tuvo la oposición en estas elecciones no solamente se debieron a su baja popularidad, sino también a que el FSLN se benefició, según sus críticos, de decisiones tomadas por los poderes Judicial, Electoral y Legislativo, que son dominados por los sandinistas.

Ortega “ha hecho un trabajo sistemático para desmontar a toda la oposición”, sostuvo la escritora nicaragüense y crítica con el gobierno Gioconda Belli.

Hace cinco meses el FSLN tenía un rival más importante en el PLI, pero en junio pasado la Corte Suprema de Justicia (CSJ) quitó la representación de esa organización al ex canciller Eduardo Montealegre, hasta entonces máximo líder opositor, para otorgársela a la fracción interna que encabezaba Pedro Reyes.

Esto produjo el estallido de la alianza que se había conformado con el PLI, denominada Coalición Nacional por la Democracia, y que sumaba al Movimiento Renovador Sandinista (MRS), el Partido Acción Ciudadana (PAC), Partido Nueva Alianza Cristiana (Panac) y disidentes del PLC.

El parlamento, controlado por el sandinismo, destituyó luego a 28 diputados del PLI (16 de ellos suplentes) por negarse a reconocer a Reyes como su nuevo líder y jefe de bancada.