La banda de rock vuelve a Rosario el domingo 5 de mayo, a las 17.30h en el teatro Lavardén, Mendoza 1085, con toda su pasta para hacer catarsis con las familias, disfrutar los clásicos de siempre y los nuevos hits de su tercer trabajo discográfico “Malos Negocios”. El doble discurso al que todos nos exponemos, entre “lo que se debe hacer” y lo que finalmente sucede, cantado y llevado al extremo vuelve a los Raviolis graciosos, patéticos, tiernos, reales y cercanos.

Raviolis está liderada por el “impredecible” Gabichu (Gabriel Wisznia) y su cómplice en escena “La licenciada” Valeria Donati, sostenidos por “El conejo” Bruno Delucchi en teclados, “El insistidor” Juan Pablo Esmok Lew en guitarras, el groove afro-pampeano del “Profesor” Esteban Ruiz Barrea en bajo, el demoledor “Príncipe” Brian Ayliffe en la batería y la operación del sonido a cargo del “Padre” Bucci.

Valería Donati, cantante de la banda, explica que el nombre con sabor a pasta italiana no tiene nada que ver con esa comida, sino que nace por el nombre del jardín al que asistieron sus hijos: Margaria Ravioli en la ciudad de Buenos Aires. “Y después sucedió que la gente absorbió la energía que se vive en nuestros conciertos con la misa ricotera y comenzaron a decirnos misa raviolera. A nosotros nos convoca el rock y somos hijos del rock así que siempre decimos que traemos eso a escena”

Pareciera que combinar la vida de músicos y las demandas de la vida cotidiana se hace difícil, sobre todo si se trata en los temas de agenda, dice Valeria: “Porque tenemos que coordinar giras y ensayos siendo que todos tenemos hijos e hijas y algunos, otros trabajos. Es algo complejo, pero no imposible y lo disfrutamos mucho, aunque nos tengamos que reunir un lunes a las 8 de la mañana para tocar”.

De sus canciones salen temas actuales necesarios como el bullying, la diversidad sexual, el consumismo, además de divertirse, mostrando el lado B de la mapaternidad. La voz femenina del grupo cuenta que fue la elección de los argumentos surgiendo espontáneamente, naturalmente, en un principio. Pero después se fue transformando en una búsqueda: “Nos ha pasado que, al componer, y a partir del segundo disco, entendimos que cantamos desde la voz del adulto y lo que nos pasa a nosotros con esos temas. Claramente esos temas fueron determinados un poco por el pulso que marca el crecimiento de nuestros hijos, pero también, tiene que ver con el crecimiento propio de la banda y de la identidad de Raviolis”.

La música y los juegos son la excusa para el encuentro: En el espectáculo hay canciones sobre los derechos, pero esta vez de los padres y madres, un nene neoliberal que se quiere comprar todo, una canción para los abuelos que le dejan hacer cualquier cosa a sus nietos, el mal negocio de comprar una mascota, una niñera que no viene y complica todo, la locura pandémica de las burbujas y las clases, un padre que arregla una cosa y automáticamente rompe otra peor, un nene al que no le sale la tarea porque no entiende nada.

En tal sentido, Donati argumenta “Los músicos y los artistas somos agentes sociales que cumplen un rol y promueven una determinada mirada, rompen con alguna estructura. A veces pueden ser catalizadores o mediadores de alguna situación que esté pasando en la sociedad. Con respecto a nuestra banda tiene que ver con una postura en relación a la crianza, donde nos caracteriza el reírnos de nosotros mismos: no es todo color de rosa y las letras son habilitantes de hacer lo mejor que podemos, amamos a nuestros pibes y también ahí aprendemos”.

Finalmente, la artista cuenta que este año es particular ya que se trata de la celebración de sus 10 años como banda. “Recientemente fuimos nominados a los premios Gardel como mejor álbum infantil con Malos negocios, nuestro último disco y se vienen muchos shows. La idea es seguir girando por nuestro país y por Latinoamérica”.