Manuel López Obrador, Presidente electo de México, le dijo este fin de semana a un grupo de simpatizantes en la ciudad de Tepic, capital del estado mexicano de Nayarit, que es posible que “dada la situación de bancarrota en la que se encuentra el país, que no podamos cumplir con todo lo que se nos está pidiendo; sin embargo, seamos claros, vamos a cumplir con todo lo que ofrecimos durante la campaña”.

López Obrador ha respondido al chantaje con el que lo apuntan a la cabeza y las amenazas que ha venido recibiendo desde que ganó las elecciones, desde lo más alto de la City de Londres y de los bancos de Wall Street y las agencias de calificación crediticia. Una de sus exigencias fundamentales es que garantice la llamada “autonomía” del Banco de México (el banco central), a través del cual ejercen control total sobre el sistema financiero mexicano, o de lo contrario van a desatar una guerra financiera, empezando con la devaluación del peso, y provocando una enorme inflación.

López Obrador le dijo a los presentes en Tepic: “Vamos a respetar la autonomía de Banco de México de manera que puede haber un equilibrio macroeconómico y así evitar una devaluación y la inflación. Si eso pasa, no será culpa del Presidente de la República, sino más bien consecuencia de circunstancias externas o de una mala gerencia de la política financiera del Banco de México, no del gobierno de la República”.