Por Florencia Vizzi

La expresión Rosario es cultura no sólo es un lugar común, si no que refleja parte del ADN de la ciudad. Las expresiones artísticas y culturales laten en cada arteria y constituyen una parte fundante de la identidad colectiva rosarina. La lista de músicos, pintores, escritores, fotógrafos, compositores y actores hijos de la ciudad es inconmensurable. Pero además, hay un hambre voraz de todo tipo de arte que fluye y se desparrama: teatro, cine, recitales, poesía.

Es por eso que los espacios culturales son un lugar de concurrencia asidua para los rosarinos y para los miles de turistas que visitan la urbe, cabe recordarlo, ya que tanto se ha hablado de Rosario como ciudad turística.

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Foto: Florencia Vizzi

Hoy, los clubes y espacios culturales rosarinos suman alrededor de treinta. Son sitios multifuncionales, en los cuales confluyen todo tipo de manifestaciones artísticas, sociales y también educativas, ya que se propician talleres diversos. Los mismos promueven la producción y difusión de las más variadas actividades culturales, que pueden incluir desde recitales en vivo a talleres de danza, pintura o teatro, pasando por ferias de venta de ropa de diseño y exposiciones de fotografía.

Estos espacios, en los que se manifiestan y trabajan cientos de artistas cada fin de semana,  y en los que miles de rosarinos conjugan arte, cultura, gastronomía y diversión, se encuentran atravesados, desde hace unos años, por una política de la municipalidad de Rosario que no los contiene y que los clausura recurrentemente.

Si bien en el año 2014 un decreto modificó la ordenanza 7218, que regula las actividades nocturnas en la ciudad, desde el ECUR, Espacios Culturales Unidos de Rosario, lo consideran solo un «parche».

Sebastián Mattheus, integrante del ECUR, y titular de Kika Arte Bar, señala que es importante dejar en claro que «hay que separar los espacios culturales de la «nocturnidad», no son bares ni boliches, son precisamente espacios culturales, que contienen diferentes expresiones culturales, valga la redundancia».

A raíz de esta realidad, y desde el 2015, el ECUR viene impulsando en conjunto con las concejalas María Eugenia Schmuk, (FPCyS-UCR),  María Fernanda Gigliani (Bloque Iniciativa Popular) y Caren Tepp (Frente Ciudad Futura), el proyecto de Club Social y Cultural.

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Foto: Florencia Vizzi

Tal  como lo definió Gigliani, en su presentación:La figura del Club Social y Cultural hace referencia a los espacios que, con diferentes características, trabajan alrededor de la cultura mediante producciones musicales, teatrales, muestras, presentaciones, talleres, seminarios, etc. La razón de ser de estos espacios, no está ligado a un buen negocio, o un interés netamente económico. En estos espacios  lo artístico/cultural es la preocupación primera, inclusive por sobre la comercial. Evidenciado no solo en el tipo de actividad que allí se realiza, sino por el trato y las formas de trabajo que se ofrecen a aquellos que participan del espacio, como músicos, productores, talleristas y artistas en general«.

Más allá de la alta expectativa que el proyecto desató en su momento, la aprobación en el concejo aún no ha podido concretarse y se encuentra en etapa de negociaciones.

La semana pasada Kika fue clausurado, al igual que Stop in Brasil y algunos otros, en una dinámica que se reitera semana a semana.

El titular del Arte Bar señaló que «lo que hicieron hasta ahora fue darnos un parche, nos dijeron, por ejemplo:  ‘los reconocemos como espacios culturales, pero le damos actividad hasta las 2 de la mañana’ . Después de ese horario no se puede hacer nada. Muchas veces, después de la obra de teatro o el recital, la gente se quiere quedar a escuchar música, y a tomar algo, y al poner ese límite horario hay que echar a al gente. A veces, como en el caso de la clausura, estaban festejando un cumpleaños, y pusieron música y se pusieron a bailar. Y bailar es una actividad que está bien, es una expresión artística, y mientras los bares cumplan con la capacidad del lugar, las salidas de emergencias y todas las normas de seguridad, eso no tendría que estar prohibido. La ordenanza 7218 no permite que los espectáculos se pasen de las 2 de la mañana, si se trata de un bar. Si se trata de un boliche la
habilitan hasta más tarde. Lo que nosotros explicamos es que no somos ni una cosa ni la otra. Nosotros somos una figura intermedia, que apoyamos e impulsamos la figura local , y lo que pedimos es que nos permitan danzar como una de tantas actividades culturales. Nosotros no solamente tenemos actividades de noche, y no corresponde que nos digan nocturnidad. Lo que queremos es que nos reconozcan como lo que somos, clubes y espacios culturales, que es lo que estamos peleando desde el año pasado».

Además remarcó: «Al no cambiar la ordenanza, siempre vamos a estar fuera de la ley con estas actividades. Logramos un decreto el año pasado, pero no resuelve las cuestiones de fondo que estamos pidiendo. Que en realidad lo estamos pidiendo porque la gente lo está pidiendo. La problemática no es si se baila o no se baila, sino que pasa por otro lado, pasa por no limitar las expresiones artísticas, por no clausurar la cultura».

Mattheus recordó además que, antes de que asumieran los actuales concejales electos, se reunieron con ellos y se comprometieron a tratar la ordenanza.kika6

En ese sentido, y en coincidencia con la opinión del artista dueño de Kika, la concejala Fernanda Gigliani, reconoció que la realidad de estos espacios es que «mientras sigan funcionando bajo la ordenanza 7218, que no tiene que ver con la esencia de las actividades que ellos ejercen, van a estar sujetos a clausuras y esto va a seguir sucediendo».

La edil destacó que «en estos lugares, además de música en vivo, y gente que a veces baila y a veces no, se hacen ferias, hay muestras de pintura y fotografía, talleres y una amplia oferta cultural. Por eso, no sólo debe estar regulado, sino que debe ser impulsado y protegido por el Estado. Va a haber cuestiones que los bares culturales van a tener que respetar como tienen que respetar todos en el marco de la convivencia con los demás. El tema es que, a día de hoy, si va un funcionario a un espacio cultural dónde se enseña danza folklórica, el bar queda clausurado porque según la ordenanza, está prohibido bailar en los bares. Nosotros lo que entendemos es que hay actividades culturales que se dan en estos determinados espacios y que el Estado las tiene que incentivar y no perseguir».

 En cuanto a la situación actual del proyecto, Gigliani aseguró que tiene muy buenas perspectivas, «hay bloques que han manifestado su total acuerdo con esta ordenanza, y hay algunos otros sectores, que están proponiendo algunas modificaciones, que tienen que ver con insonorización y otras cuestiones, con las cuales acompañarían para lograr que se apruebe, aunque por supuesto, nos vamos a tener que sentar entre todos para ver si hay consenso, y agregó: «Yo tengo fe que en muy corto tiempo vamos a poder aprobar al ordenanza, estamos trabajando en eso».

 Entre tanto, mientras eso llega, los espacios culturales siguen peleando en pos de seguir abiertos,  tratando de sumar voces e invitando a toda la ciudad a conocer y ser parte de esos proyectos. Porque muchas cosas pueden clausurarse, pero ciertamente, la cultura no debe ser una de ellas.