Este lunes, el presidente de la Corte Suprema de Santa Fe, Daniel Erbetta junto al gobernador Miguel Lifschitz presidieron la ceremonia de apertura oficial del Año Judicial 2017. El tradicional acto tuvo lugar en el salón de actos de los Tribunales Provinciales y contó con la presencia del todos los ministros de la Corte, la intendenta de Rosario y varios funcionarios de la ciudad y provinciales.

En la ceremonia destacó la presencia del titular de la cartera de Seguridad, Maximiliano Pullaro, del ex gobernador de la provincia de Santa Fe, Antonio Bonfatti, del senador Omar Perotti  y la titular del Concejo Municipal Daniela León, entre muchos otros funcionarios, además del procurador general de la Corte Suprema

En el tradicional acto, que se realiza todos los años para dejar oficialmente inaugurada la actividad judicial, se exponen los lineamientos y objetivos centrales para el año que corre y se traza el punto de partida para que la Corte trace la línea de marcha del Poder Judicial de la Provincia.

En ese sentido, el doctor Erbetta, señaló en su discurso tres grandes ejes. El primero en el que destacan los reclamos y preocupaciones puntuales de la Corte, y que depende de otras instancias institucionales, el segundo es el de un balance positivo y el tercero es una reflexión sobre los problemas y desafíos del Poder Judicial.

«El poder judicial no es un poder apolítico, lejos de ello, hace política, no en el sentido partidario, sino en tanto integra la estructura de gobierno de la sociedad, manifestó en su alocución el presidente de la Corte,  y su plataforma política es la Constitución Nacional y los tratados internacionales de Derechos Humanos». Así comenzó la disertación que tuvo un importante acento en la cuestión política y la coyuntura que rodea al Poder Judicial cotidianamente.

«El Poder Judicial debe ser previsible, enfatizó, porque somos jugadores poco ortodoxos del poder constitucional, porque no somos renovables, entonces debemos ser previsibles», señaló Erbetta en otro tramo, en el cual le dedicó un párrafo a la tan mentada cuestión de la «independencia».

«La independencia judicial no puede obviar lo inevitable, que cada juez tenga una cosmovisión, que lo acerque o aleje de la corriente de pensamiento que cada coyuntura se disputa en el poder. Lo que no pueden hacer los jueces es política partidaria y mucho menos, transmitirla en sus decisiones. Pero es bueno que se sepan que piensan los jueces, para poder exigir que actúen con coherencia y en función de su pensamiento», enfatizó el funcionario.