Desde hace algunos días deambula en los principales medios el nombre de un piloto de automovilismo, Nicolás Traut (además esposo de la cantante Laura Miller) involucrado en un hackeo a las cuentas bancarias del municipio de la localidad bonaerense de 25 de mayo, desviando fondos por alrededor de 3,5 millones de dólares. No vale detenerse en las particularidades de este caso, cubierto holgadamente por los distintos medios nacionales. Pero proporciona un punto de partida interesante para traer a colación un artículo publicado por Mauricio Santecchia (Analista de Sistemas Informáticos especializado en consultoría en las áreas de Tecnologías de la Información) en el sitio estadounidense de noticias y comunicación Sott.Net sobre el dinero, su origen, el sentido y la forma que ha adquirido en la sociedad contemporánea y el rol de los bancos en un sistema que tiene la liquidez en el centro de gravedad.

«Vivimos inmersos en un sistema monetario global, todos sujetos a las mismas reglas. Este sistema nos sugiere sutilmente que el dinero es más importante que la humanidad, que la naturaleza, que Dios o que el espíritu… el dinero hoy en día, para todos nosotros, es el fin, no un simple medio. En esta idea básica se basa la vida de casi todos los seres humanos sobre la tierra», dice el artículo abriendo el juego. Y continúa: «Se dice a menudo que el mundo gira alrededor del dinero y que el dinero nos facilita la vida, pero la realidad es que el dinero tal y como es concebido nos dificulta la existencia. El dinero es aquello que utilizamos para el comercio, para intercambiar bienes y servicio indispensables, de modo tal que el dinero controla nuestras vidas, así que quien controla el dinero nos controla a nosotros.»

El autor hace una diferenciación entre el motus original que tuvo el dinero, como elemento subyacente de una comunidad en la cual crecía el intercambio comercial a un ritmo vertiginoso, pero que el trueque no satisfacía plenamente, pues no todos necesitaban exactamente lo que el otro tenía y las transacciones comenzaban a complicarse. Allí surge el dinero para agregar fluidez a un sistema en expansión. Entendido así, el dinero queda definido por una convención social que el pueblo acepta. Ahora bien, el dinero como medio pasivo que sólo facilita intercambios es un concepto que cabe para la sociedad primitiva, en la actualidad «cada tipo de dinero tiene características muy distintas que dependen fundamentalmente de su abundancia o escasez. Si es abundante el comercio prolifera, pero si es escaso entonces crea un serio problema porque dificulta que las personas sean capaces de hacer intercambios y obtengan lo que necesitan. Lo que una sociedad utiliza como medio de intercambio o dinero determina sin duda el estado de esa sociedad. Hay sistemas monetarios que promueven un comportamiento social responsable, mientras otros nos llevan a un comportamiento antisocial y destructivo. Esto resulta ser cierto no sólo en nuestra sociedad moderna sino en cualquier sociedad histórica. El sistema monetario que abraza una sociedad es una proyección de su inconsciente colectivo», dice Santecchia.

Los dueños de la pelota

Con la capitalización creciente que implicó la sistematización monetaria y el avance industrialista aparecen los bancos como agentes financieros fundamentales. En un inicio meros guardianes del tesoro, entregaban papeles que certificaban la suma depositada en ellos; estos papeles a su vez pasaron a ser utilizados también para comerciar siempre y cuando el banco garantizara entregar esa cantidad a quien se presentara con el certificado. Con el tiempo los banqueros se percataron de que la gente no acudiría a retirar sus ahorros en simultáneo y que, por ende, no era necesario respaldar la totalidad de los ahorros físicamente. Así es que los bancos comenzaron a emitir estos recibos sin respaldo alguno, confiados en que muy pocos retirarían su dinero, y usarlos para efectuar prestamos a quien lo solicitara. Lo que hizo que estos préstamos fueran posibles fue fundamentalmente que la gente tenía la confianza de que si iba al banco a intercambiar los recibos por oro el banco estaría en condiciones de devolverle lo que le correspondía.

«A esta condición en la cual los bancos sólo deben tener en sus reservas una pequeña fracción de los ahorros depositados se la conoce hoy día como Reserva Fraccionaria o Banca de Reserva Fraccional. Esta es una característica distintiva de nuestra banca moderna. Algún organismo regulador que puede ser un Banco Central establece lo que se llama Coeficiente de Caja que indica el porcentaje del dinero de un banco que debe mantener en reservas líquidas y que no pueda ser usado para invertir o hacer préstamos. Para hacerlo sencillo: si usted deposita 100 dólares en un banco y éste tiene un coeficiente de caja del 10%, eso quiere decir que el banco puede hacer préstamos de hasta 1000 dólares con los 100 que usted depositó.», afirma Santecchia en su artículo.

Ahora bien, ¿de dónde sale todo el dinero que circula para préstamos, giros, y todas las transacciones financieras que se suceden a cada minuto? Según el autor, no son los Estados quienes lo crean, a través de los Bancos Centrales. Y lo argumenta con una serie de definiciones: «En la actualidad cada moneda (sea esta en billetes o dinero electrónico) que existe en circulación es la deuda de alguien. El dinero prestado no sale de ningún lado, lo crea el banco. Y por cada unidad monetaria creada se crea una deuda de igual valor. Gracias al interés existe más deuda en el mundo que dinero en circulación, y esto ocurre sencillamente porque cuando se hace un préstamo el banco crea el dinero prestado conocido como principal en la cuenta bancaria del prestatario, pero no crea los intereses en ningún lado. La deuda contraída es la cantidad prestada más los intereses; pero el dinero que se echa a circular es sólo la cantidad prestada. En definitiva, nunca existirá suficiente dinero en circulación para saldar todas las deudas. Esto provoca que una vez que uno adquiere una deuda con intereses debe salir al mundo a competir por el dinero para pagarla. Y literalmente es una competición porque el dinero es un bien escaso, pues el sistema no creó suficiente como para saldar todas las deudas. El hecho de que siempre habrá una porción de la sociedad que no podrá pagar sus deudas y por ende perderá sus bienes y quedará en bancarrota, nos enseña una propiedad fundamental de este sistema monetario/económico: dentro de él la pobreza es endémica, nunca podrá erradicarse.»