Un bombardeo contra la ciudad de Raqa, capital de facto del grupo Estado Islámico (EI) en Siria, mató a al menos 25 civiles, entre ellos seis niños, después de una importante derrota de las fuerzas progubernamentales frente a los yihadistas.

Aviones, de los que se desconoce la nacionalidad, atacaron el martes varios barrios de la ciudad de Raqa (norte), donde viven 300.000 habitantes. Veinticinco civiles, entre ellos seis niños, murieron y decenas resultaron heridos, algunos en estado crítico, indicó este miércoles el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Las fuerzas antiyihadistas acusan al EI de utilizar a los civiles como «escudos humanos».

Las aviaciones sirias, las rusas y las de la coalición internacional antiyihadista liderada por Estados Unidos llevan a cabo ataques contra las posiciones del EI en todo el país.

Las dos ofensivas lanzadas para cortar la línea de suministro de los yihadistas entre la frontera turca y la ciudad de Raqa parecen haberse estancado debido a los ataques suicidas del EI.

El OSDH dijo que hubo recientes ataques aéreos, al parecer llevados a cabo por la coalición, sobre la ciudad este miércoles.

Raqa is Being Slaughtered Silently (RBSS), un grupo activista antiyihadista que reúne noticias sobre las atrocidades en la ciudad, publicó unas fotos de la destrucción que atribuyó a los ataques, mostrando sobre todo un balcón que cuelga de una fachada y una furgoneta en llamas.

Retirada desastrosa

El EI tomó el control de la ciudad de Raqa a principios de 2014 y las fuerzas del régimen sirio fueron expulsadas de toda la provincia de Raqa ese mismo año.

Las tropas gubernamentales, apoyadas por la aviación rusa, lanzaron el pasado 3 de junio en la provincia una ofensiva para recuperar la ciudad de Tabqa, punto clave en la ruta de aprovisionamiento del EI entre Turquía y la ciudad de Raqa, en la que perdieron más de 40 hombres.

Las fuerzas del régimen llegaron a acercarse a 7 kilómetros del aeropuerto de Tabqa, situado en la provincia de Raqa.

Sin embargo, la web de noticias Al Masdar, próxima al régimen sirio, dijo este miércoles que la fugaz ofensiva del EI dio lugar el lunes a un «giro desastroso de los acontecimientos» y a «una retirada desastrosa [de las fuerzas progubernamentales], abandonando las armas, municiones y varios soldados».

Asimismo, 23 soldados del régimen murieron, según esta página web, que cita a una fuente militar. Las fuerzas de Damasco perdieron también el control de dos campos petrolíferos.

El analista experto en Siria Fabrice Balance consideró que la retirada podía deberse a la falta de «fuerzas de élite» participando en la batalla.

«Tras los primeros ataques suicidas, se retiraron», declaró a la AFP el experto asentado en Washington. «En el caso de la batalla de Tabqa, el dispositivo sirio estaban demasiado extendido para ser defendibles».

En la provincia vecina de Alepo, un poco más al oeste, el EI, que resiste igualmente a una ofensiva, llevó a cabo el lunes un contraataque para disminuir la presión sobre su feudo de Manbij, asediado por la alianza árabokurda de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS).

¿Negociaciones en julio?

Mientras que la guerra arrasa varias zonas y que decenas de miles de personas viven aún en zonas o localidades asediadas, el mediador de la ONU en Siria, Staffan de Mistura, se mostró esperanzado por una nueva sesión de negociaciones de paz en julio, si la seguridad y la situación humanitaria mejoran de manera clara.

Primero, se tendrá que «cumplir con el cese de las hostilidades, aumentar la ayuda humanitaria y firmar un acuerdo de principio sobre una transición política», enumeró ante la Asamblea General de la ONU. Además, «las discusiones políticas no pueden continuar (…) mientras que aumenten las hostilidades y los civiles pasen hambre».

Desde principios de año, las agencias de Naciones Unidas pudieron abastecer por carretera a 330.000 personas en 16 de las 18 zonas asediadas registradas en Siria por la ONU.