El Sumo Pontífice dijo «todos los días rezo para que esta guerra finalmente termine», durante un acto de conmemoración de la histórica «Invocación por la Paz» en los Jardines del Vaticano, hace diez años, con el abrazo entre el entonces presidente israelí Shimon Peres y el palestino Mahmud Abás. Agregó “pienso en todos los que sufren, en Israel y Palestina, en los cristianos, los judíos y los musulmanes», en el acto ante los embajadores israelí y palestino ante la Santa Sede, Raphael Schutz y e Issa Kassissieh.

El pontífice aseguró que es importante hacer memoria de lo ocurrido en los Jardines Vaticanos hace una década, dada la situación de conflicto que viven desde el pasado mes de octubre Israel y Palestina: “Asistimos a una creciente estela de hostilidad y vemos morir ante nuestros ojos a tantos inocentes», lamentó el Papa.

Asimismo, volvió a aprovechar esta efeméride para reclamar el cese del conflicto en Tierra Santa, y pedir la liberación de los rehenes israelíes «lo antes posible» (aún más de 120, según fuentes de Israel) y la «protección» de la población palestina, permitiendo que reciba «toda la ayuda humanitaria necesaria».

«Pienso en todos los desplazados por los combates y pido que sus casas sean pronto reconstruidas para que puedan volver en paz. Pienso también en los palestinos e israelíes de buena voluntad que, entre lágrimas y sufrimientos, no dejan de aguardar con esperanza la llegada de un día nuevo y se esfuerzan por anticipar el alba de un mundo pacífico».

Asimismo, el obispo de Roma denunció una ideología dominante que sitúa la violencia como «parte del funcionamiento normal de una sociedad», y lamenta que siempre estén en juego «las luchas de poder entre los diferentes grupos sociales, los intereses económicos partidistas, los malabares políticos internacionales que apuntan a una paz aparente huyendo de los problemas reales».