SáBADO, 30 DE NOV

Francisco llegó a Marsella y denunció que la situación en Lampedusa es «una terrible falta de humanidad»

El papa dijo que espera “tener toda la valentía de decir” todo lo que quiere en el viaje y pedirá a los países de Europa que tengan una "responsabilidad común" frente a la llegada migrantes por la vía del Mediterráneo, en medio de los cruces entre Italia y otros países por las cuotas de personas acogidas.

 

El papa Francisco recordó este viernes a los latinoamericanos que buscan emigrar a Estados Unidos y calificó como «una crueldad» la situación actual en la isla de Lampedusa a causa de la sobrepoblación migratoria, al hablar durante el vuelo a Marsella, ciudad francesa a la que llegó este viernes para una visita de dos días que se centrará en las personas que buscan llegar a Europa por el Mediterráneo.

«Espero tener la valentía de decir todo lo que quiero», dijo el pontífice a los periodistas que lo acompañaron en el vuelo desde Roma, entre ellos un enviado de la agencia de noticias Télam, con el que aterrizó este viernes a las 16.02 horas locales (11.02 de Argentina) en la ciudad puerto del sur francés.

«Creo que sí», dijo el Papa al dialogar con los medios cuando fue consultado si creía que el viaje de este fin de semana hará historia como el que hizo en 2013 a Lampedusa, la isla ya entonces símbolo de la migración.

En ese marco, el Papa calificó como «una crueldad, una terrible falta de humanidad» la situación en Lampedusa, donde se han aglomerado miles de migrantes llegados en las últimas semanas que no encuentran sitio en otros países de Europa.

Por la gravedad de la situación, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, visitó la isla la semana pasada y prometió una «respuesta común» del bloque regional, como pide el Gobierno italiano con apoyo del Papa.

Durante el diálogo con los medios que volaron en el avión de Ita, el Papa volvió además a denunciar los «campos de concentración» de Libia.

«Tienen ahí a las personas y luego las tiran al mar», sostuvo.

En el vuelo, el Papa recordó además a los migrantes latinoamericanos que buscan cruzar a Estados Unidos y resaltó la figura del obispo de El Paso, Mark Seitz, a quien calificó como «un genio» por su tarea.

«Me acuerdo una misa que hice en una frontera de un país latinoamericano en donde había tantos zapatos de personas que los habían perdido buscando cruzar», planteó el Papa, en una posible referencia a una celebración en Ciudad Juárez, frente a Estados Unidos, en 2016.

Francisco realizará desde este viernes una visita de dos días en el que pedirá a los países de Europa que tengan una «responsabilidad común» frente a la llegada migrantes por la vía del Mediterráneo, en medio de los cruces entre Italia y otros países por las cuotas de personas acogidas.

«Es necesario que Europa encuentre cuanto antes un consenso sobre el Nuevo Pacto sobre Migración y Asilo. Todos los países europeos deben asumir juntos la responsabilidad de la situación en el Mediterráneo», planteó antes del viaje el «número dos» del Vaticano, el secretario de Estado Pietro Parolin, al dar las principales líneas de la visita.

En lo que el Papa ha considerado «una visita a Marsella y no a Francia», similar al viaje que hizo a Estrasburgo en 2014 para hablar en el Parlamento Europeo, el pontífice iniciará su agenda con un encuentro con el clero local y luego participará esta tarde de una reunión interreligiosa que funcionará como homenaje a los muertos en el Mediterráneo.

Francisco, que en julio de 2013 hizo su primer viaje fuera de Roma como Papa a la isla italiana de Lampesuda para visibilizar a la cuestión migratoria a los cuatro meses de haber sido elegido, buscará volver llamar la atención de toda Europa para que se adopten medidas unificadas y comunes frente al salvataje de personas en el Mediterráneo y de su acogida en el continente, adelantaron fuentes vaticanas a esta agencia.

El año pasado, el pontífice había reclamado que Europa «no deje solos» a los cuatro países que reciben más personas, Italia, España, Grecia y Chipre y que se cumplan las cuotas de reparto de migrantes. El pedido de Francisco es compartido especialmente por Italia, que denuncia que países del norte cierran sus fronteras y la obligan a gestionar a todas las personas llegadas por el Mediterráneo, especialmente en el caso de Francia en la zona de Ventimigila y Austria en la región alpina del Brennero.

Esta semana, el sitio de noticias oficiales del Vaticano pareció respaldar la postura de Italia al publicar que «Continúan los desembarcos en Lampedusa. Francia bloquea las fronteras» en un artículo en el que lamenta que «el Ministro del Interior de París, Gérald Darmanin, hizo saber que Francia no tiene intención de acoger a nuevos inmigrantes procedentes de Lampedusa», la isla símbolo de la migración.

Antes de viajar, el Papa calificó a los «Encuentros Mediterráneos» de los que participará el sábado en Marsella junto a obispos de toda la región como «una hermosa iniciativa que se desarrolla en importantes ciudades mediterráneas, reuniendo a líderes eclesiales y civiles para promover caminos de paz, colaboración e integración en torno al mare nostrum, con especial atención al fenómeno migratorio».

Si bien este fin de semana Francisco no irá a la capital París, el Papa sí se reunirá con el presidente francés Emmanuel Macron en Marsella, con el que tendrá un encuentro privado el sábado, la cuarta reunión bilateral desde la asunción del mandatario en 2017

El sábado, antes de la reunión con Macron, Francisco dará el discurso más fuerte de los cuatro previstos cuando hable en los «Encuentros Mediterráneos» frente a un público compuesto por representantes católicos y de otros credos.

Otro de los temas que formarán parte de los discursos papales será el medio ambiente, planteó el vocero papal Matteo Bruni, en el marco de la próxima publicación el 4 de octubre de una nueva exhortación apostólica de Francisco sobre el tema, luego de la encíclica de 2015 ‘Laudato si’.

Jorge Bergoglio, de 86 años, regresará a Roma el sábado, luego de despedirse de Marsella con una misa en el Velódromo local, en la que se espera también la presencia de Macron pese a las críticas que recibió el presidente francés de sectores que consideran que su presencia no corresponde con el espíritu laico del país.

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