Con un reclamo de alimentos para 400 comedores bonaerenses y puestos de trabajo, Barrios de Pie bloqueó varios ingresos a la Capital Federal, donde instaló ollas populares. La protesta estuvo dirigida a la gobernadora María Eugenia Vidal, a la que el movimiento reprocha no dar respuesta a los pedidos que le vienen haciendo.

En respuesta, el ministro de Desarrollo Social de Vidal, Santiago López Medrano, acusó a la organización de “estar buscando visibilidad política” para “presionar” y aseguró que la provincia les dio el viernes “45 toneladas de alimentos”; los dirigentes replicaron que tal cantidad se traduce en “dos paquetes de polenta al mes para cada niño”.

La jornada consiguió una fuerte repercusión en los medios, en parte por los piquetes –y los operativos de seguridad que los rodearon– como por la polémica que los siguió.

Los manifestantes instalaron en el puente Pueyrredón el centro de la protesta. Allí se movilizaron familias de los asentamientos de Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora y Quilmes, que cortaron tres carriles del puente, en el que compartieron un guiso de arroz con carne picada. Los acompañó un despliegue de efectivos de la Policía Federal, Prefectura y la Policía Bonaerense, con camiones hidrantes y motos.

“La gente no se puede quedar en su casa esperando a morirse de hambre”, advirtió ante las cámaras reunidas para transmitir el corte Daniel Menéndez. El coordinador de Barrios de Pie remarcó que “la inflación, los tarifazos y los despidos masivos arrojaron a un millón y medio de personas bajo la línea de pobreza en los últimos meses”, por lo que “la cantidad de personas que se acercan a pedir un plato de comida a merenderos y comedores populares se multiplicó”.

Otro corte fue instalado en la céntrica esquina de Corrientes y Callao, desde donde los piqueteros marcharon hasta la Casa de la Provincia de Buenos Aires –en Callao al 200– con un pedido de audiencia para la gobernadora.

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