La bancada del bloque Volver a Rosario, integrada por Miguel Ángel Tessandori y Valeria Schvartz, presentó en el Concejo Municipal un proyecto para reemplazar ciclovías por «carriles compartidos» para bicicletas y automotores. Esta idea despertó objeciones en los sectores que promueven la permanencia y extención de las llamadas bicisendas.

En el texto de la iniciativa, los concejales señalan que Rosario cuenta con más de 190 kilómetros de ciclovías y está posicionada como al ciudad del país con mayor porcentaje de uso de bicicleta, dado que el 5,3% del total de los viajes son realizados por este medio.

Aun así, sostienen que, «en lo que hace a la movilidad urbana, la prioridad principal la tiene el transporte público», afectado -dicen- directamente por la distribución actual de la red municipal de ciclovías, algo que «generó probleas de tránsito y movilidad».

«Esos problemas se dan principalmente en las arterias principales de la ciudad y también en las que agrupan ciclovías, recorridos del Transporte Urbano de Pasajeros (TUP) y estacionamiento permitido», apuntó Tessandori, quien sostuvo que debe buscarse un modelo alternativo que resulte en la ampliación de los carriles de bicicletas sin que esto derive en problemas en el tránsito.

Según puntualizaron desde Volver a Rosario, el objetivo sería establecer un sistema que en ciertas situaciones reemplace el patrón adoptado de «exclusividad» del uso por del de «prioridad».

El concejal Miguel Ángel Tessandori

Ahí es que aparece la idea de los carriles compartidos entre autos y bicicletas, que -argumentaron los concejales- serviría para aprovechar la capacidad total de las calles de la ciudad a partir de la «convivencia en la calzada entre estos dos tipos de vehículos».

Tessandori y Schvartz apuntan en el proyecto que la medida fue implementada en distintas ciudades del mundo, que ya poseen en sus calzadas varios kilómetros en los que «vehículos motorizados como autos, autobuses o motos comparten vía con bicicletas o vehículos de movilidad personal», una opción que -dicen- «parece una solución rápida y de bajo costo para crear espacios más seguros para la movilidad ciclista, una demanda creciente por parte de los ciudadanos, especialmente en las localidades más grandes».

A modo de ejemplo, los ediles aseguran que el sistema funciona en diferentes localidades de España (Madrid, Córdoba); Estados Unidos (San Francisco); Francia (Vichy); Nueva Zelanda; Australia; y Canadá (Toronto), entre otros.

¿Cómo funcionarían?

En el texto del proyecto ingresado en el Concejo Municipal, Tessandori y Schvartz explicaron que en un carril compartido los automóviles no pueden circular a la misma velocidad que en el resto de los carrilles de la calle, sino que tienen que hacerlo a un máximo de 30 km/h.

Esta limitación tiene como fin que la diferencia de velocidad entre las bicicletas y otros vehículos sea menor a los fines de reducir el peligro.

«El objetivo principal de un carril compartido es promover una movilidad más fluida y segura. Es importante destacar que los carriles compartidos requieren de una buena comunicación y respeto mutuo entre los usuarios de la vía, ya que cada tipo de vehículo tiene diferentes características y velocidades de desplazamiento», indicaron los ediles.

Y acentuaron: «También es fundamental que los conductores estén atentos a las señales y marcas viales correspondientes para garantizar una circulación segura y eficiente en este tipo de carril».

En el artículo 7º del proyecto, al que tuvo acceso Conclusión, está especificado que -en caso de aprobarse la iniciativa- el Ejecutivo debería poner en marcha la implementación de carriles compartidos priorizando y cumpliendo las siguientes condiciones:

  • 1. En calzadas cuyo ancho fuese menor a los 9 metros y que actualmente cuenten con Ciclovías instaladas.
  • 2. En calzadas donde convivan Ciclovías y más de dos líneas de Transporte Urbano de Pasajeros.
  • 3. En calzadas de calles próximas y paralelas a las arterias principales de la ciudad.
  • 4. En calzadas de calles y avenidas del micro y macrocentro de la ciudad.
  • 5. En calzadas donde se permita el estacionamiento sobre la mano izquierda.

Proyecto de carriles compartidos by Conclusión TV on Scribd

La iniciativa no fue bien recibida por algunos sectores que promueven el uso de la bicicleta como medio de movilidad. Pablo Frontalini, referente del proyecto Rosario en Bici (ONG STS Rosario) rechazó el proyecto y marcó que «las ciclovías son parte del tránsito y están en la calzada» y «en ciertas arterias tienen infraestructura específica».

«Decir que obstruímos e impedimos la circulación es errado, se está priorizando un tipo de movilidad que es más vulnerable. Quienes circulan en vehículso motorizados dicen que quienes comenten infracciones son los ciclistas, pero en todas las cuadras hay autos que no respetan las normas: sus conductores manejan con el celular en la mano, estacionan en doble final, obstruyen bocacalles y cometen excesos de velocidad», cuestionó en un testimonio publicado en La Capital.

«No estamos en desacuerdo en rever el sistema -aclaró-, pero siempre que sea para mejorar y ampliar, y no para quitar. Que se convoque a especialistas, al Ente y referentes. Que se haga un análisis, pero siempre con esta idea. Hay una red lograda a través de los años, sobre la cual no hay que ir en contra».