Dos funcionarios del gobierno de Javier Milei se suman a la lista de renuncias. Formaban parte del ministerio de Economía que conduce y sus salidas se dan en medio de una interna política que incluye conflicto de intereses y mal desempeño.

Desde el palacio de Hacienda confirmaron las renuncias de Pedro Vigneu, subsecretario de Fortalecimiento Productivo y Sustentable para Pequeños y Medianos Productores Agroalimentarios, y Germán Di Bella, quien no había asumido e iba a ser subsecretario de agricultura.

Fuentes gubernamentales explicaron que «los sacan por los despidos, porque operaron al secretario de Agricultura (Fernando Vilella) y también por mal desempeño».

Según apuntaron, Di Bella «tiene complicaciones con la empresa BIO 4», ya que es accionista allí. Por dedicarse al negocio del bioetanol, representaba un conflicto de intereses para con la función pública.

A mediados de marzo, las principales cámaras exportadoras emitieron un comunicado para criticar al Gobierno por los despidos en el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa). Los empresarios pusieron reparos sobre la desvinculación de trabajadores porque podría verse afectado el proceso burocrático para, justamente, exportar a otros países.

Los empleados responsabilizaron directamente a Vigneau, quien digitó los despidos sin importar su calidad técnica ni humana. Según les adelantaron, iban a echar a 1.150 empleados del Senasa, situación que complica al 70% de las exportaciones en un momento en que se necesita el ingreso de divisas.

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«Organismos como el SENASA, INASE y otros cumplen un rol estratégico para fiscalizar la producción y exportación de productos agropecuarios y agroindustriales, así como insumos claves que permiten las producciones de origen animal y vegetal que representan el 70% de las exportaciones anuales de la Argentina», describió el comunicado.

El documento fue firmado por las cámaras de exportadores de carne, citrícolas del noroeste, semilleros, de nutrición animal, de fertilizantes y agroquímicos, de legumbres, aceiteros, chacinados y afines, avícolas y molineros.

«Comprendemos y apoyamos el objetivo de política fiscal y monetaria establecido por el Gobierno, para normalizar la macroeconomía, pero alertamos que estos organismos tienen sus propias fuentes de ingresos y no son deficitarios, así como cumplen servicios imprescindibles para exportar», reconocieron.

Sin embargo, subrayaron: «Todo deterioro de su capacidad de trabajo puede retrasar la incorporación de tecnología, condicionar y limitar flujos de exportación, y hasta paralizar operaciones».