En el Gran Buenos Aires la dificultad económica genera ansiedad y aceleró la circulación de personas y se dificultan los controles.

Concretamente los ferrocarriles son el ejemplo más claro, ya que más allá de la cantidad de pasajeros que viajan a diario y se registran a través de la tarjeta Sube, no todos pasan por los molinetes debido a la dificulta para cargar las mismas. Otro ejemplo son los colectivos, en los cuales es más fácil controlar la afluencia.

A un mes de la cuarentena, siguen encontrando contradicciones en su puesta en práctica, ya que de la teoría a la realidad hay mucha distancia.

A una semana de la apertura de los corralones de materiales para reactivar la obra pública, o para pequeñas construcciones en los barrios del conurbano, se da una paradoja, se le pide a los vecinos que se queden en su casa y para aprovechar la estadía muchos decidieron hacer alguna refacción en sus humildes hogares.

Sin embargo, van al corralón y no encuentran la materia prima esencial que son los ladrillos huecos. Ese tipo de material es el más buscado para estas tareas. Cada unidad de ellas cuesta cerca de $23 y se necesitan 15 por cada metro cuadrado.

Así como esta historia, son muchas las que se multiplican en el gran Buenos Aires, en consecuencia, al que en su casa le queda poco por hacer, sale a la calle.

En este contexto se juega una disyuntiva importante: el alargamiento de la cuarentena se hace cada vez mas insostenible pero al mismo tiempo se prolonga el momento del pico de contagio.

En tanto, surge un interrogante en los despachos de los distintos municipios que están al frente del 70% de los recursos sanitarios de la provincia: ¿hubo una dureza exagerada tanto tiempo antes? Aunque las comunas son las primeras en sufrir la caída de la recaudación.

Hay intendentes que, aprovechando la situación real, salieron a recortar gastos de manera muy veloz, demasiado por encima de lo que estuvieron ellos mismos dispuestos a recortarse de sus salarios bajo la “falsa y demagógica” premisa que con su mensualidad viven como único ingreso.

Esto denota o lleva a preguntarse: ¿No era tan real que muchos alcaldes eran grandes administradores?

Al primer mes de caída salen alarmados a podar todo lo que se pueda. ¿Todo? Muchas preguntas cuyas respuestas podrían originar presentaciones judiciales.

En la semana, una delegación de intendentes fue recibida por el gobernador Axel Kicillof. Las extensas charlas divididas por procedencia política giró sobre la necesidad financiera para afrontar la perdida de ingresos y, sobre todo, la mayor infraestructura sanitaria.

Habrá $4.000 millones para repartir de los cuales $3.000 millones se distribuirán por los mismo índices actuales de la coparticipación y el resto aun se está por definir la forma que se repartirá, aunque será a manera de préstamo que en algún momento tendrá que ser devuelto.

Para muchos alcaldes el encuentro, muy extenso, tuvo gusto a poco. Pero también empiezan a entender que las relaciones políticas y de gestión entre la Nación y la Provincia a generar interferencias.

En la mayoría de las intendencias se da el mismo panorama: están seguros que los casos aumentarán pero por ahora el dato clave y alentador es la cantidad de personas que hoy están internadas en terapia intensiva por coronavirus.

Claro, por otro lado hay intendentes que aceleraron la fabricación propia de ataúdes o incluso, alguno de ellos, ya consultó para comprar container refrigerados para almacenar cuerpos si es que fuera necesario.

Tampoco alcanza para seducir del todo a los intendentes los cambios que realizó el siempre activo Sergio Berni como ministro de Seguridad. De ahora en adelante los propios intendentes podrán tener más injerencia en la designación del Jefe de Distrito de la policía que compartirá poder con el Jefe de Investigaciones que sea designado en cada comuna.

La diferencia no es sutil. Los jefes territoriales podrán designar a quien se encargue de la prevención pero no quien tenga que llevar por delante la investigación del delito. Es decir, la información que controlará todo lo vinculado a los delitos relacionados con la Droga.

Un experimentado dirigente de la provincia de Buenos Aires que gobernó muchos años sus distritos utilizó una frase de Jorge Asís para explicar estos cambios. “Son caramelos de madera espolvoreados con azúcar impalpable”.

Fuente: laprensa.com.ar