El presidente Javier Milei anunciará en los próximos días la eliminación de la figura de «Primera Dama«, considerándola una figura «vetusta» y «denigrante para las mujeres».

Además, el mandatario tiene previsto mudarse la semana entrante a la Residencia Presidencial de Olivos, donde trabajará y vivirá, aunque en principio no convivirá con su pareja Fátima Florez.

Si bien Milei mantiene una relación cercana con Florez (ambos se encuentran ahora en Mar del Plata), se espera que cada uno conserve su propio espacio por el momento. No obstante, esto podría cambiar en el futuro.

En un artículo publicado este domingo en el diario Clarín, se adelantó la eliminación de la figura protocolar de Primera Dama y el traslado a Olivos (desde antes de asumir la Presidencia y hasta la actualidad, la residencia de Milei es el hotel Libertador).

¿Hay legislación para el rol de la Primera Dama o Primer Caballero?

En Argentina, la posición de la Primera Dama no está definida ni regulada por un marco legal específico. No existe en la legislación argentina una normativa que delimite sus roles o funciones.

A diferencia de un funcionario público, la Primera Dama no tiene responsabilidades formales asignadas, aunque frecuentemente asume tareas de carácter público.

Este rol no está contemplado en la Constitución Nacional ni en los Tratados de Derechos Humanos, siendo más bien una figura surgida de la tradición.

En este contexto, se identifica una ausencia de regulación específica en el derecho positivo argentino, una laguna normativa que algunos proyectos legislativos han intentado abordar sin éxito hasta la fecha.

A lo largo de la historia argentina, desde la época de Juana del Pino, esposa de Bernardino Rivadavia, hasta la actualidad, las esposas de los presidentes han desempeñado varios papeles y se han involucrado en diferentes niveles en la esfera pública e institucional del país.

Mientras algunas han mantenido un perfil bajo, permaneciendo casi en la sombra durante su período como Primera Dama, otras han optado por un rol más activo, colaborando estrechamente con sus esposos en diversas áreas, especialmente en aspectos sociales.

De esta forma, la última «Primera Dama» será Fabiola Yáñez, la pareja del ex presidente Alberto Fernández, quien buscó mantener un perfil discreto en el rol, algo que no ocurrió durante la pandemia y su fiesta de cumpleaños.

Licenciada en periodismo y actriz, Yáñez participó en iniciativas de carácter social y roles institucionales, como la presidencia honoraria de la Fundación Banco Nación y la coordinación de la Alianza de Primeras Damas.

A pesar de no tener un presupuesto estatal asignado para sus actividades, Yáñez fue objeto de atención mediática e investigación por el uso de recursos del Estado en algunas ocasiones.