Nacida en Rosario en 1954, y recibida de ingeniera en la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Susana Malcorra será desde el próximo jueves 10 la nueva canciller del gobierno que encabezará Mauricio Macri. Hasta el momento la diplomática argentina está al frente del Gabinete de las Naciones Unidas, luego de que en marzo de 2012 fuera designada en ese cargo por Ban Ki-moon, secretario general del organismo.

La futura canciller anticipó cuáles serán los principales ejes de la política exterior de Argentina, las que tendrán una impronta “desideologizada”, al tiempo que aseguró que “no hay que pensar que si nos acercamos a Estados Unidos nos alejamos de China”.

En diferentes entrevistas brindadas a medios gráficos y publicadas el día de hoy, la designada funcionaria afirmó que en Argentina “tenemos que empezar a hablar de las relaciones exteriores como políticas de Estado de alguna manera desideologizando lo que se hace”.

En este sentido, consideró que hoy en Argentina “casi todo se plantea dicotómicamente”, visión que rechazó replicar en el plano diplomático, y analizó que “todo aquello que sirva a los intereses argentinos va a ser utilizado de una manera madura, no va a haber antinomias de que porque alguien piensa así o piensa asá me adhiero o no me adhiero”.

Al ser consultada sobre cómo serán las relaciones con Estados Unidos, la futura canciller afirmó que “vamos a hablar de todo” con ese país, al tiempo que indicó que “no hay que pensar que si nos acercamos a Estados Unidos nos alejamos de China, hay que hablar con Estados Unidos y también mirar a China”.

La ex funcionaria de Naciones Unidas también se refirió a una posible visita del presidente norteamericano Barak Obama al país: “La idea es que se produzca una reunión entre los presidentes lo antes posible, hay indicaciones de la Casa Blanca muy importantes de que el presidente Obama vendría a la Argentina el año que viene”.

Respecto del reclamo argentino de soberanía sobre las Islas Malvinas, si bien reconoció que “no vamos a negar nuestros reclamos”, consideró “cuanto menos una sobresimplificación” el pensamiento que la relación con el Reino Unido se limite a la demanda soberanía.

”Tenemos un área en la que disentimos y debemos encontrar la forma de resolverlo”, afirmó.