La cuarentena ha afectó -en mayor o menor medida- a todos los sectores de la economía. El sector textil se encuentra entre los más golpeados por la pandemia, y así lo demostraron los indicadores que dio a conocer el INDEC. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, en marzo el uso de la capacidad instalada en ese segmento fue del 28,7 por ciento, el nivel más bajo desde 2002. Esto se tradujo directamente a una caída del 29,6 por ciento de la producción textil en el tercer mes del año.

Tal estiman desde el sector, los números de la actividad podrían empeorar al darse a conocer las mediciones del mes pasado, estimadas en una caída cercana al 10 por ciento.

El estudio de la consultora marcó que la en marzo las ventas del sector indumentaria se derrumbaron un 65,1 por ciento. Cabe destacar que, al momento de hacer proyecciones, las estimaciones no son mejores a los datos actuales.

Alejandro Ovando, director de IES, señaló que «hacia adelante, el sector se encuentra condicionado por la cantidad de empresas que logren sobrellevar la cuarentena».

En el mismo sentido se expresó el vicepresidente de la Fundación Pro Tejer y miembro del comité ejecutivo de la UIA, Jorge Sorabilla, quien dijo en Ámbito Financiero que «la industria textil, de confección de prendas de vestir, de ropa, calzado, de productos en general, entró en crisis. Es por el tema puntual de la pandemia y por el stock de problemas que veníamos arrastrando. A partir del 20 de marzo cesó nuestra actividad productiva y comercial y, automáticamente, empezó a romperse la cadena de pagos».

El referente industrial destacó el revés que significó para el sector textil el comienzo del aislamiento obligatorio, ya que había comenzado una recuperación paulatina de la actividad.

«Diciembre de 2019 fue mejor que en 2018. Enero y febrero empezaron a ser buenos meses en nivel interanual. Se iba a recuperando. Pero en marzo, el primer mes fuerte que se iba a testear del mercado, ocurrió esto. Es como si hubiéramos estando acelerando por llegar a 100 kilómetros y tuviéramos que frenar de golpe”, detalló.

En sintonía con esto, Sorabilla aseguró que los números de uso de la capacidad instalada en abril «deben haber sido en torno al 10 por ciento».

Al momento de referirse a la necesidad de políticas públicas que oxigenen la actividad, el industral remarcó que «las ayudas son fundamentales, tanto desde el punto de vista del ATP como el diferimiento y la postergación de pago de tributos. Los créditos, sobre todo cuando son al 24%, son fundamentales para las empresas y son necesarios”.