Tras el cisma interno que generó el escándalo de José López, el Partido Justicialista (PJ) apuró los tiempos para liberarse del kirchnerismo, y en ese marco el jueves que viene definirá en la reunión del Consejo Nacional la conformación de bloques propios por fuera del Frente para la Victoria, tanto en Diputados como en el Senado.

La reunión del Consejo Nacional tendrá lugar el próximo jueves a las 16 en la sede del partido en Matheu 130, y allí el PJ ya tiene decidido recomendar a los líderes de ambas cámaras la conformación de bancadas «alineadas» al partido bajo el nombre Partido Justicialista, señalaron fuentes partidarias.

Sigue siendo una incógnita quién será designado como presidente del nuevo bloque, pero se descuenta que tendrá un perfil similar al que cumple Miguel Pichetto en el Senado, como articulador de los intereses de gobernadores.

«Lo de López fue un terremoto. Hay que dar una fuerte señal hacia adentro y hacia afuera de que el peronismo no es López», destacaron las fuentes consultadas.

«Hay mucha presión de la gente con poder territorial, de los gobernadores. Las elecciones de medio término son mañana y si queremos tener una propuesta electoral competitiva, tenemos que dar una señal. Sino, el quilombo te lleva puesto», reconocieron.

El objetivo de fondo que persiguen las autoridades partidarias es la reunificación institucional del peronismo, que durante la «era K» sufrió las deserciones del delasotismo, del sector de los hermanos Rodríguez Saá, del peronismo federal y más recientemente del sector comandado por José Urtubey y Diego Bossio.

Por eso, tras el anuncio de la ruptura del Frente para la Victoria, la etapa siguiente será la formación de un interbloque con todos los espacios legislativos peronistas distanciados del kirchenrismo, con la excepción del Frente Renovador que por ahora prefiere quedar al margen.

A la estrategia frentista que postula el PJ, también se anotaría el Movimiento Evita, cuyos seis diputados anunciaron el jueves pasado su alejamiento de la bancada del FpV, disconformes por la falta de autocrítica tras la derrota electoral del 2015, por el verticalismo del bloque y por el blindaje a Julio de Vido, quien quedó en el ojo de la tormenta tras la detención de López.

Sin embargo, a diferencia de las bancadas desertoras que responden a Bossio o a Maurice Closs, el flamante bloque Peronismo para la Victoria del Movimiento Evita sigue reivindicando su identidad kirchnerista, y tiene una impronta mucho más intransigente que la del resto de los sectores del peronismo que hoy se muestran como una «oposición responsable» y de diálogo con el gobierno.

La convulsión sísmica que generó en las entrañas del peronismo las imágenes de López detenido luego de arrojar bolsos atiborrados de dólares por encima de la tapia de un monasterio agotó la paciencia de los principales dirigentes del PJ y fue el catalizador de la ruptura con Cristina Kirchner, propósito que venían anhelando por lo menos desde 2011 pero que se fue postergando en virtud del consabido pragmatismo de los caciques justicialistas.

Pese a que López era de manera inocultable un hombre del justicialismo (inclusive tenía un cargo en la estructura del peronismo tucumano), la hoja de ruta a seguir por el PJ será encapsular el entuerto en el marco del gobierno kirchnerista, barriendo debajo de la alfombra cualquier vinculación de los gobernadores e intendentes con el patrón de la obra pública durante los últimos 12 años.

Mientras que algunos referentes se frotan las manos al advertir que finalmente llegó el momento de ponerle la lápida al kirchnerismo, otros, más cautos, ponen las barbas en remojo porque son conscientes que las ondas expansivas del escándalo que hoy tiene en el ojo del huracán al kirchnerismo también podría arrastrar al descrédito a muchos de los dirigentes que hoy  lideran el partido fundado por Juan Perón.

Sin embargo, ya no habrá marcha atrás en el plan para hacerse del control de la primera minoría en la Cámara de Diputados, de forma tal de aislar o neutralizar al kirchnerismo, único elemento que consideran disruptivo en la búsqueda de la ansiada unidad del peronismo.

«La idea es volver al peronismo tradicional ortodoxo, es lo que quieren los que tienen poder territorial, los gobernadores, resumieron a esta agencia las mismas fuentes consultadas del PJ.