Por Alejandro Maidana

Los cursos de agua y sus deleznables impactos, balnearios y pesqueros convertidos en una dantesca cloaca que oficia de receptáculo de la impiadosa manera de desarrollarnos como sociedad. Ríos, arroyos y lagunas jaqueados por un desinterés manifiesto, en donde convergen, el individualismo de una sociedad decadente, alimentado indudablemente por la política y la justicia, dos poderes que han allanado el lento camino hacia el cadalso.

Cuando el debate sobre los distintos impactos ambientales y de negocios flojos de papeles logra imponerse en la agenda informativa, el arroyo Ludueña sigue erigiéndose como blanco predilecto a la hora de acumular denuncias que suelen caer en el saco roto tanto de la política como de la justicia.

Bajo las reglas de los que algunos denominan progreso, no nos debe resultar azaroso que las opulentas industrias se ubiquen, en un porcentaje elevado, a la par de ríos, arroyos o canales, para poder, de esa manera, verter sus efluentes con absoluta impunidad. Basta con recorrer las zonas donde funcionan estos monstruos descontrolados, a los que le conviene pagar irrisorias multas, a tener que invertir en el tratamiento seguro de los residuos que genera.

Por ello, en las últimas horas el bloque Ciudad Futura busca a través de un decreto, determinar el grado de contaminación del agua en el arroyo Ludueña. De esta manera, se le exige al Ejecutivo que incluya dentro de los parámetros de muestreo, el análisis de metales pesados como son el níquel, plomo, cromo, arsénico, cadmio y mercurio.

El proyecto fue presentado por el edil Julián Ferrero, de Ciudad Futura, junto a sus compañeros de bloque, Jesica Pellegrini, Caren Tepp y Juan Monteverde. La propuesta busca retomar los estudios realizados 2022 -solicitados por el Concejo- por el Centro de Ingeniería Sanitaria de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la UNR en el cual se aseguraba que en las aguas del arroyo había y altos valores de carga inorgánica – proveniente de desagües cloacales y residuos industriales – que causan olores y contaminación denunciada por vecinos de la zona.

Los cursos de agua visibilizados como una gran cloaca

Las aguas del Ludueña deben continuar su curso con su tradicional color marrón (color tierra), o el color té que hablaría de una circulación casi inmaculada, pero claro, el gris viene siendo el predominante cuando no es la fluorescencia la que gana espacio. Tapas de desagote que hacen las veces de un “gran inodoro” en donde los camiones atmosféricos arrojan materia fecal, mientras que algunos funcionarios sostienen que se viene trabajando en la conexión de caños para poder lograr disminuir el impacto, lo cierto es que con el paso de los años el Arroyo Ludueña se ha convertido en un gran reservorio de pestilencias.

Desde el 2016, en la ciudad de Rosario, el colectivo Más Río Menos Basura viene organizando jornadas de recolección y clasificación de residuos en la costa del río Paraná. En su octava jornada, que se llevó a cabo a fines del año pasado con la colaboración de otras organizaciones y más de 100 voluntarios, recolectaron, clasificaron y analizaron una cantidad de residuos equivalente a 7 contenedores. El trabajo de recolección se realizó en el Camping Municipal, en Costa Alta y en la zona de la Rambla Catalunya.

Una vez más, el material predominante fue el plástico, destacándose también los sorbetes, colillas de cigarrillo, botellas de bebidas y sus tapitas, envoltorios plásticos, vasos y otros elementos de vajilla descartable. Coca Cola y Grupo Arcor lideran la lista de empresas con más presencia de residuos de sus productos en el río.

Por ello, y si bien es menester del estado municipal y provincial llevar adelante el control de efluentes provenientes de la activad industrial, la responsabilidad individual que conlleva una vida en sociedad, sigue alejada del cuidado de los bienes comunes. Cuando las aguas del Paraná suben y por añadidura lo hacen sus afluentes, los residuos que origina la actividad del consumo humano queda escondida bajo las marrones aguas, pero claro, cuando la bajante comienza a imponerse, el dantesco espectáculo queda expuesto de manera opulenta.

Para exigir respuestas ancladas en lo ético y moral, primero hay que obrar con el ejemplo, ecuación que sigue sumida en él debe de una sociedad que oficia de espejo de la clase política que decide sobre el destino de la misma. La discusión continua, la batalla contra el hedor de una zanja, los dantescos basurales, la falta de agua segura, y el abandono de los arroyos que supieron darle vida a un ecosistema casi extinto, también.