Los productores del centro y el norte de Santa Fe paralizaron los trabajos de siembra de soja de segunda y postergaron los de implantación de maíz tardío a la espera de lluvias, ya que los lotes sufren la ausencia de agua útil.

El informe semanal que elaboran el Ministerio de la Producción provincial y la Bolsa de Comercio de Santa Fe indicó que hasta el momento del cese de las actividades de la soja de segunda se sembró el 70% de la superficie prevista, lo que representa unas 406.000 hectáreas.

La semana pasada hubo un avance de 15 puntos respecto de la anterior, pero la escasez de lluvias hace dudar acerca de si se cubrirán las 580.000 hectáreas previstas para la soja tardía.

Hasta el momento, lo sembrado con la oleaginosa acumula 27 puntos porcentuales menos que al mismo momento de la campaña anterior.

Ese panorama climático también afecta de manera sensible a los productores que proyectaron sembrar maíz tardío, al punto que todavía no comenzaron con el proceso.

El informe señala que ese escenario ambiental y la incertidumbre que acarrea hizo que productores de maíz temprano optaran por proceder al picado del cultivo y hasta analicen destruir algunos lotes para destinarlos a soja de segunda, aunque todo dependerá de si se concretan o no las lluvias.

“Hasta el presente y ante los futuros pronósticos climáticos, sólo se observaron interrogantes entre los productores de si se sembraría o no, ya que, junto a la soja tardía, serían los dos últimos cultivos que podrían implantarse”, añade el trabajo respecto del maíz de segunda.

En cuanto a la cosecha del girasol, “se realizó de manera normal y con buen ritmo de avance”, aunque indicó que “los rendimientos continuaron siendo bajos, de 6 a 8 quintales por hectárea, en los lotes muy afectados por la falta de agua durante el transcurso de su ciclo”.

El algodón no escapó a la realidad ambiental y continuó el desarrollo de las plantas, pero se observó una menor estructura en comparación a la campaña anterior y en algunos lotes la cantidad fue menor por inconvenientes en la germinación.

¿Cuándo llueve?

Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), la provincia de Santa Fe podría verse afectada por tormentas el próximo domingo 1 de enero. 

Asimismo, un informe elaborado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) indicó que el fenómeno climática La Niña, que implica una menor cantidad de lluvia caída tanto en Argentina como en los demás países de Sudamérica, ingresó en el último período en un “proceso de disipación” tras más de dos años consecutivos de afectar a la región.

“Después de más de dos años de afectar negativamente el funcionamiento del sistema climático, el fenómeno de “La Niña” está dando muestras de haber entrado en su proceso de disipación”, indicó el BCBA en su informe de Perspectivas Agroclimáticas Estacional.

El trabajo publicado por el entidad bursátil sostuvo que “el sistema climático evoluciona positivamente, alejando de una tercera Niña consecutiva, pero la transición será lenta y mostrará perturbaciones hasta mediados del verano 2023”.

Así, en el corto plazo “esta tendencia favorece un mejor transporte de humedad desde la Amazonia y el Océano Atlántico hacia el interior del Cono Sur, favoreciendo la reactivación de las lluvias y la moderación de las temperaturas”.

En el mediano y largo plazo, el cambio operado aleja el riesgo de un tercer episodio consecutivo de “La Niña”, a la vez que fortalece la transición hacia un estado “Neutral”, con posibilidad que, hacia mediados de 2023, se inicie un evento de “El Niño”, que beneficiaría a la campaña 2023/2024, apuntó la BCBA.

No obstante, “como era de esperarse, el proceso de transición es lento, de manera que las perturbaciones negativas continuarán hasta mediados del verano 2023, haciendo necesarios una planificación prudente, un manejo riguroso y un uso racional de la tecnología disponible”, advirtió la entidad.

Respecto a esto, durante el período estival se experimentará un progresivo calentamiento, pasando de un “Neutral Frío”, al comienzo del proceso, a un “Neutral Absoluto” (Anomalía Nula), al final de la estación, a lo que se unirá una actividad de los vientos polares menor a la que tuvieron en las temporadas anteriores.

Es por eso que “las precipitaciones irán tomando continuidad, mejorando las reservas de humedad de los suelos, y moderando la intensidad de las olas de calor”.

En lo que respecta al otoño próximo, el informe advierte que se registrará un calentamiento dentro del rango “Neutral Cálido”, lo que determinaría que los vientos polares se mantengan en su rango normal, por lo que “podría arribarse a un estado de El Niño hacia mediados de 2023”, con una cantidad de lluvias.