El economista Jorge Vasconcelos, del Ieral de la Fundación Mediterránea, opinó que para que la rueda económica se ponga en movimiento, es clave que aparezca oferta de granos en el mercado de Rosario.

Vasconcelos sostuvo que el stock de los «silo-bolsa», estimado en unos 8 mil millones de dólares, «debería comenzar a venderse fluidamente, para que pueda materializarse el compromiso de las cerealeras de liquidar 400 millones de dólares diarios durante las próximas semanas».

«El tema es que la mejora del precio (en pesos) de los granos ha sido muy significativa para el trigo y el maíz, pero fue mucho más acotada para el caso de la soja (del 30 %, aproximadamente), que es la que mueve el amperímetro del comercio exterior», manifestó Vasconcelos que considera que «todo el poder» está dado «a los chacareros».

Analizó que la devaluación del peso en el mercado oficial, un derivado de la eliminación del cepo, no puede equipararse con lo que ocurrió a principios de 2014, cuando el gobierno anterior hizo una corrección cambiaria que sólo sirvió para empujar hacia arriba los índices de inflación y para abajo los de actividad.

Las diferencias son marcadas, ya que ahora se trata de un cambio de régimen, en el que el peso ha pasado a flotar bastante libremente contra el dólar.

«Esto hace que si, con el correr de las semanas, el mercado cambiario encuentra cierto equilibrio, las expectativas de nuevas rondas devaluatorias e inflacionarias se habrán de aplacar», manifestó en su análisis.

Además, destacó que «el nivel de actividad ha caído respecto de mediados de año, por lo que no es tan fácil para las empresas subirse a la ola de las remarcaciones, con una tasa de interés que ha vuelto al terreno positivo».

«Sin embargo, para que la rueda se ponga en movimiento, es clave que aparezca oferta de granos en el mercado de Rosario», evaluó.

Recordó que «se aplicó una fuerte reducción y/o eliminación de impuestos sobre la exportación (retenciones), con un costo fiscal total estimado en el orden de los 3,6 mil millones de dólares, que al ser acompañada por la derogación de otras restricciones, implicó mejoras importantes en el poder de compra interno de los productos beneficiados».

«El caso más destacado es el del maíz, cuyo precio interno promedió los 1.074 pesos por tonelada entre enero y noviembre y en estos días podría acercarse a los 2.100 pesos, una mejora del 96 % en términos reales, aunque para la soja, el producto que verdaderamente mueve el amperímetro de la actividad exportadora, el beneficio ha sido mucho más acotado, del orden del 30 %», manifestó en la revista Novedades Económicas.

Esto influye, de acuerdo con el especialista, para que la operatoria del mercado de granos en Rosario todavía no se haya normalizado al ritmo que se necesita para que, del otro lado del mostrador, los dólares de los exportadores comiencen a ser cambiados por pesos en la magnitud esperada.

«Los desfases en la implementación de un plan como el anunciado son inevitables y seguramente en los próximos días habrá mayor sincronización. Pero, mientras tanto, se convive con un mercado cambiario segmentado», precisó.

Por el momento, auguró el frente inflacionario viene bastante bien, ya que hay cambio de precios relativos (carnes, harina, etc) pero sin remarcaciones generalizadas.