Pymes industriales atribuyen la crisis del sector a los beneficios financieros y la alta inflación
Un informe del Observatorio IPA da cuenta que el derrumbe de las pequeñas empresas se dio a la sombra de los negocios energéticos y financieros, y la inflación de la materia prima industrial.
- Conclusión en Buenos Aires
- Feb 25, 2020
La crisis de las pymes «surgió al ritmo de los beneficios de los sectores energéticos, financieros y por el descontrol de la inflación de la materia prima, que dejó sin rentabilidad a las fábricas», informó este martes un informe del Observatorio IPA.
La entidad Industriales Pymes Argentinos (IPA) lanzó este Observatorio como una “iniciativa de investigación sobre el estado y evolución de la industria argentina», y su vinculación «con todo el entramado de actores que intervienen en los mercados interno y externo para la toma de decisiones de la industria”.
En su informe, el presidente de IPA, Daniel Rosato, afirmó que «el derrumbe de rentabilidad y del cierre de millares de fábricas tuvo por causa a los costos de la energía, de los insumos, y la crisis de financiamiento productivo de los últimos años».
Rosato indicó que “si bien hoy aparece como una verdad de perogrullo, la confirmación técnica de que los negocios energéticos y financieros, y la inflación de la materia prima industrial fueron las variables responsables de la pérdida de rentabilidad, hasta el punto de la extinción de miles de fábricas».
Para el dirigente empresario, esto «permite mensurar y conocer cómo afectaron de manera fuertemente negativa a la producción manufacturera, el privilegio que se le dio a algunos sectores por encima la industria”.
El presidente del IPA destacó también que los datos del Observatorio sirvieron para desmitificar a “los aumentos en los salarios de los trabajadores como responsables de la inflación o del cierre de pymes, ya que luego de haberse mantenido en línea con el resto de los costos en los períodos de estabilidad, en los últimos tres años estuvieron por debajo de las demás variables”.
Rosato señaló que «en un contexto de demanda deprimida, los precios industriales en general evolucionaron por cierto a un ritmo algo levemente superior a los salarios medios pero muy por debajo de los incrementos de los precios de la energía, nervio vital de la producción industrial”.