Por Carlos Castagneto- Diputado Nacional

En nuestra Argentina, mientras el sector del establishment están siguiendo el valor del dólar en la “city” y especulando, como en los noventa, con las movidas cambiarias con las que pueden sacar más ventajas económicas, tenemos la contracara de la incertidumbre y preocupación de los que trabajan diariamente para poder llegar a casa con el deber cumplido llevando el pan de cada día a su familia.

Esa mayoría, gente de trabajo que espera que el Estado garantice salud, educación, trabajo y derechos, hoy lamentablemente sufre las consecuencias del accionar de especuladores que desconocen la incertidumbre de perder un trabajo, o subirse al transporte público o desviar la mirada y cambiar de conversación cuando los hijos piden cosas simples que ya no se pueden pagar.

Esos especuladores, que aparecen de la mano de gobernantes temerarios y sin sensibilidad, hacen que tengamos que padecer estos momentos tan difíciles para nuestro país.

Es por ello, que teniendo presente la doctrina Social de la Iglesia inspiración del ideario del peronismo, entendemos que la persona humana debe ocupar siempre el centro decisiones y nada puede quitarle su dignidad, que tiene derechos y deberes y debemos fomentar su protección y bregar para el desarrollo de los más vulnerados.

En esta situación tan difícil, con el compromiso que tenemos como sociedad, y con el que me cabe como representante del pueblo de mi provincia de Buenos Aires, debemos garantizar el derecho de la libre accesibilidad al Pan como bien social, pues es el alimento símbolo que se comparte en familia.

Está demostrado que el pan en muchas sociedades han ayudado a combatir la pobreza, y como sabemos alimentarse es un derecho básico de todo ser humano. Debido a todas sus propiedades nutritivas, el pan es un “ingrediente” inamovible de la base de la pirámide nutricional, ya que debe constituye también la base de la alimentación, cosa que, por otro lado, ha sucedido a lo largo de la evolución de la especie humana en la mayoría de las culturas.

Para el desarrollo social de una comunidad se requiere en primer término de una alimentación suficiente, sumada al aprendizaje y la educación, adicionándole el amor y la solidaridad, pues si no tendremos una sociedad egoísta y sorda a la injusticia social.

Es por eso, que propuse y suscribí junto a diputados que conformamos Unidad Ciudadana, un proyecto de Ley tiene como misión declarar el Pan como un Bien Social, estableciendo y garantizando en todo el ámbito de la República Argentina su accesibilidad a través de un precio social federal accesible y de calidad.

Denominamos pan social o común al producto perecedero, resultante de la cocción de una masa obtenida por la mezcla de harina de trigo, que puede contener sal comestible, y agua potable, fermentada por especies de microorganismos propios de la fermentación panaria.

Este proyecto, surgió de la observación de las dramáticas consecuencias de la economía neoliberal que implementa el gobierno y de las jornadas compartidas con las organizaciones populares que trabajan para paliarlas.

En ese marco y para coadyuvar a los fines de la ley se entiende pertinente que las personas físicas o jurídicas que elaboren y expendan o distribuyan el pan social o pan común tendrán el régimen especial tarifario previsto en la Ley Nº 27218, como además que el pan social quede exceptuado del impuesto al valor agregado.

Tener que proponer una Ley como ésta, habla con claridad sobre la situación que atravesamos como sociedad y cuya responsabilidad recae fundamentalmente en las políticas económicas sostenidas por el ejecutivo.

Hoy lamentablemente, vemos una división entre los que trabajan y los especuladores financieros que viven de los que trabajan. Por nuestra parte, siempre estaremos abiertamente del lado de los que trabajan. Luego de 2 años y 9 meses tenemos pocas expectativas sobre un cambio de rumbo, aunque fuera una necesidad para millones de compatriotas. Por eso sabemos que si bien esta ley no es una solución, será un paliativo necesario mientras llegan, con el compromiso y la participación de las mayorías, tiempos mejores.