Tanto en los índices inflacionarios de marzo como de abril, el rubro de prendas de vestir y calzado encabezó los incrementos de precios. Mientras que en abril el sector textil ocupó el primer lugar, con un porcentaje de 10,8, en el tercer mes del año estuvo en segundo lugar, con un 9,4%. Desde la Fundacion Pro Tejer, que agrupa al sector industrial, remarcaron que esos aumentos desmesurados no son su responsabilidad sino que responden a «un extraordinario incremento en las importaciones de prendas confeccionadas, que solamente considerando el primer trimestre del año, trajeron al país, en toneladas, (cantidades físicas de producto) un 73,7% más que en el mismo trimestre de 2022».

En el informe realizado por la Fundación, afirman que la importación de prendas acelera el proceso inflacionario y remarca que «no son los precios locales de los proveedores de insumos para la fabricación de indumentaria los que explican este salto en los precios; estos incrementos se están dando en el contexto de una situación de estancamiento en la producción y en las ventas».

Paradojas y contradicciones

Según expresó Luciano Galfione, titular de Pro Tejer, los incrementos del rubro reflejados por el Indec, «no están explicados por el aumento de los precios de la industria nacional proveedora de insumos textiles, que está cumpliendo con el acuerdo de precios firmado con el Gobierno». «El aumento de los precios de indumentaria se da en un contexto de fuerte incremento de las importaciones de productos textiles que sufren directamente el impacto de los movimientos del tipo de cambio», remarcó.

Según explica el periodista Raúl Dellatorre en el informe publicado en Motor Económico, las distorsiones que existen en el mercado pueden empezar a explicarse por un «sistema impositivo y de cargas fiscales en general que parece estar hecho con intención de facilitarle el negocio a los importadores y a quienes explotan talleres clandestinos, y en contra de la industria de la confección local, en su mayoría conformada por pequeñas unidades económicas o pymes.»

Según el dossier elaborado por Pro Tejer, la industria refleja un desempeño productivo moderado, con caídas en febrero y marzo de este año, arrojando un crecimiento del 0,2% en los tres primeros meses del año.

En cuanto al uso de la capacidad instalada, la industria textil es la que menos logró recuperarse tras la pandemia. Hacia febrero de 2023, el Indec reveló un nivel de utilización del 52,4%, un porcentaje casi 6 punto menor en relación al mismo período de 2022. Y esto equivale a decir que casi la mitad del potencial de planta no se utiliza.

Por eso, desde el sector aseguran que el aumento descontrolado de los precios parecen estar relacionado más con «maniobras comerciales, como los ajustes por los movimientos del tipo de cambio y otro motivos ajenos a la evolución de la industria nacional productora de insumos industriales». 

Concretamente, entre enero y marzo de este año, las importaciones de prendas de vestir crecieron, en toneladas, un 74% respecto del mismo período de 2022, frente a una caída del 50% en el ingreso de hilados y del casi 40% en tejidos. A su vez, si sólo se considera marzo, el alza interanual trepó al 167% y de 220% respecto de las de febrero, de acuerdo con el informe.

“El impacto del crecimiento de los precios en el rubro de indumentaria se da en un contexto de fuerte crecimiento de las importaciones de prendas de vestir, que no dejaron de crecer en un contexto de caída de las importaciones textiles en general (en total, la baja fue del 33% en el trimestre, en toneladas)”, subraya el informe de la entidad, al tiempo que agrega que la suba de precios se da en un “contexto de estancado nivel de producción industrial y bajo uso de su capacidad instalada, así como de respeto al acuerdo de precios firmado con el gobierno por parte de los proveedores de insumos textiles”.

Acuerdos de precios

En enero de este año, el sector proveedor de insumos de la industria textil, tejedurías e hilanderías, firmaron un acuerdo de precios con el Gobierno, con un «cronograma para baja la variación mensual de precios en el primer cuatrimestre».

Según detalló Galfione, el mismo proyectaba una variación acumulada de precios del 16,8 por ciento para el primer trimestre y del 20,6 % hasta abril. Es decir, un aumento mensual promedio del 4,8 % pero decreciente, que en abril ya bajaba al 3,25%.

En ese sentido, desde Pro Tejer aseguraron que «los fabricantes de insumos textiles han cumplido con el cronograma acordado». «Esto se ha visto reflejado en los indicadores de precios mayoristas en marzo, con una variación acumulada en productos textiles del 14,8 % en el trimestre, y ratificado con el último dato de este índice en el mes de abril que muestra una variación acumulada del 19,1%». Es decir, un punto y medio por debajo del 20,6 permitido por el acuerdo», especifica el documento.

«Los aumentos parecieran estar más relacionados con maniobras comerciales con productos de importación y la forma en que se reflejan los movimientos cambiarios», apunta ProTejer, al mostrar realidades aparentemente contradictorias pero que deben atenderse al buscar las razones de la inflación en este sector, fuertemente dañado por distorsiones en las que industriales y consumidores resultan igualmente perjudicados.