Una de las principales terminales automotrices ubicada en la provincia de Buenos Aires comenzó a probar piezas llegadas de Asia para reemplazar a dos proveedores locales. Ultiman detalles para la importación directa. Destruiría miles de empleos.

Los cambios en el perfil económico de la Argentina que aborda la gestión de Javier Milei empieza a tener un correlato directo en las diferentes industrias radicadas en el país. Entre ellas la poderosa industria automotriz.

Por el momento están probando la adaptación y la resistencia de las piezas que llegaron en el modelo que fabrican en el país pero que en buena medida se exporta a Brasil.

La intención es, una vez que terminen los testeos, importar de manera directa y terminar el vínculo con las autopartistas que los proveen en este momento.

En ese caso puntual, se tratan de dos firmas que se dedican exclusivamente a ello y que seguramente tendrán muchos problemas para seguir operando sin ese destino.

La industria autopartista genera miles de empleos en el país y venía con un fuerte crecimiento en la integración de los vehículos de producción nacional. Adicionalmente servía para gastar menos dólares en importaciones y poder sustituir.

De hecho, el Fiat Cronos es el auto más vendido de Argentina y al mismo tiempo el que mayor integración de partes nacionales tiene, con 48%. El segundo más vendido, el Peugeot 208, también producido por el grupo, apunta a llegar pronto al 42% de integración nacional.

La primera señal en territorio bonaerense no es la única, hay más. Es la punta de lanza de un fenómeno que ya conoció el país y que deriva en el cierre de firmas y la destrucción de puestos de trabajo en el sector industrial.