Por Lautaro Zeballos

El anuncio de la apertura de importaciones de alimentos, medicamentos y otros productos que componen la canasta básica, realizado esta semana por el Gobierno nacional, generó diversas reacciones de distintos sectores. Algunos mostraron expectativas positivas en torno a la posibilidad de competir y, de esa manera, establecer un freno en al escalada inflacionaria, pero otros aseguraron que dicho parate solo sería efímero, con consecuencias altamente nocivas para la industria nacional.

Ningún análisis puede abstraerse de la historia reciente del país, donde estas recetas tuvieron un resultado concreto. Así lo recordaron varios representantes sectoriales que, en dialogo con Conclusión, expusieron su lectura de la medida que comunicó el Gobierno nacional esta semana a través del vocero presidencial Manuel Adorni, aunque sin publicación aun en el Boletín Oficial.

Distintas miradas:

Adrián Viola, representante de la pyme láctea Ricolact

«No hay todavía tanta información. En tanto la medida sirva para favorecer a la mayoría de las personas, yo no la veo mal. El único tema es que las empresas, sobre todo las pymes, tenemos que estar en igualdad de condiciones para poder competir. Si no se hace muy difícil. Eso, en líneas generales es lo que podemos decir».

«Competir siempre es positivo. Hay muchos sectores que realmente no son competitivos y van a tener que aggiornarse. Incluso nosotros, las pymes. Obviamente que hay un cierto nivel de riesgo, sobre todo para las empresas más chicas. Por eso decíamos: en las mismas condiciones, no está mal competir. Hoy esto es solo un anuncio, no estoy seguro de que esto se vaya a dar. Una apertura así, tan rápida, es un poco riesgosa. Yo a esto me lo imaginaba en un proceso de cierto tiempo, no tan rápidamente. A esto habrá que aceptarlo y ponerse muy competitivo, porque tampoco es justo que haya cosas que el consumidor, la gente, la tenga que pagar muchísimo más que en cualquier lado del mundo. No es el caso de nuestra industria, que en líneas generales está a tono con precios internacionales»

Juan Milito, Centro Unión Almaceneros de Rosario

«La verdad que fue sorpresivo. Al anuncio lo hizo un vocero que nos tiene acostumbrado a reacciones extemporaneas. No nos parece bien, no por nosotros los comerciantes ni en lo que hace directamente a la comercialización de la mercadería, sino porque uno, que ya vivió estas historias, ve que se van a perder puestos de trabajo porque la industria -sobre todo del sector pyme- que produce en la Argentina, al entrar cuestiones importadas sin capacidad de competencia, realmente va a generar un daño. Los grandes tienen otra espalda. Es más, fabrican muchas cosas fuera del país, así que por ahí esto los beneficia».

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«Se va a producir una caída en las fuentes de trabajo del sector alimenticio y limpieza. La verdad que a esta medida no le encuentro el sentido. ¿Con qué dolares vamos a comprar, si no se está pagando importaciones de ningún tipo? Hoy Argentina no tiene dólares y lo poco que tiene el Gobierno lo está acaparando en un proceso inconfesable de dolarización, pero no precisamente para lo que hace al consumo de los argentinos».

Daniel Arroyo, diputado nacional (UxP), politólogo y ex ministro de Desarrollo Social

«Acá distinguiría dos planos claramente. Una cosa es el aumento de las importaciones de medicamentos y otra la de alimentos. En el caso de medicamentos, creo que puede ser positivo porque hay una concentración muy fuerte en el mercado de medicamentos y no hay una cadena detrás como sí lo hay en términos de pyme; producción; y demás. Claramente los medicamentos están por las nubes y se necesita un mecanismo para atender el problema central, sobre todo de las personas mayores. Eso en lo que respecta a medicamentos, en el tema de los alimentos es muy distinto».

«En mi opinión, hay un problema serio de inflación, con el pan a 2.000 pesos; con la leche a 800; con el kilo de asado a casi 8.000 o 9.000 pesos. Claramente las familias no llegan a fin de mes porque comer está carísimo. Mi impresión es que abrir las importaciones complicaría más las cosas. Momentáneamente sí te bajaría el precio probablemente, puede venir una lata de tomate más barata, pero sí te desarma el empleo, la cadena productiva, como creo que no pasaría en el tema medicamentos».

«Esta no es la solución. Lo que hay que hacer es una política antiinflacionaria integral. La idea del Gobierno de que la inflación es un fenómeno únicamente monetario, es absurda. Se requiere otro tipo de medidas. Nosotros consumimos alrededor de 1.700 productos. Esa es la canasta básica de los argentinos. Tiene que haber algún tipo de regulación y condiciones básicas para que esos productos sean accesibles. Abriendo la importación a lo bestia; a lo bestia se generará desocupación. No es el camino».

Juan Ramos, presidente de la Sociedad de Carniceros de Rosario

«En este momento sostenemos que todo lo que redunde en beneficio para el consumidor, es bien recibido. Uno siempre quiere que pueda ir a la carnicería y ver el cerdo que está más barato -aunque de por sí el cerdo no está entre los productos más caros en este momento y está en niveles bastante razonables-. De cualquier manera, bienvenido todo lo que sirva para que a la gente le alcance más el dinero -que es el gran problema de este momento- y que los precios no aumenten. Después habrá que ver las aplicaciones, que por ahí no es tan sencilla la continuidad de traer productos de afuera».

«También hay que tener en cuenta que las grandes cadenas importan. Así que habrá que ver cómo llega eso al consumidor. Es una serie de interrogantes que uno se va haciendo y son cosas que uno las va pensando. Tenemos que saber que las cinco o seis cadenas principales de supermercado también importan. Por eso hay que ver cómo se adapta. Es un momento complejo, pero el tema es que esto llegue al bolsillo del consumidor. Que le sirva. Esta es una fase de prueba, todo es muy reciente. Como comercio minorista, en seguida nos vamos a dar cuenta qué cerdo entra y a qué precio».