La Unión Cívica Radical (UCR) cumple hoy 127 años de vida partidaria. Fundado el 26 de junio de 1891 a raíz de la escisión en la llamada Unión Cívica, la UCR nació con un claro signo democrático y de prácticas transparentes. Nació para diferenciarse de lo conservador. Curiosamente, hoy se diluye de la mano del conservadurismo.

Conclusión dialogó con un referente radical de la ciudad de Rosario, Pablo Cribioli, ex concejal de la ciudad y ex diputado provincial, quien realizó un análisis de la situación que atraviesa el partido centenario.

— ¿Por qué tomó la decisión de desafiliarse del radicalismo?

— Primero quiero aclarar que no estoy desafiliado, ya que, si bien envié mi renuncia al partido, nunca fue tratada. Por eso aclaro, que todavía sigo afiliado. Pero mi posición sigue siendo la misma. Yo tomé esta medida con mucho dolor después de meditarlo ampliamente, cuando se consagró esta alianza con el PRO, y cuando ya se había perfilado el triunfo de lo que hoy es Cambiemos. Y a partir de ahí, yo creí que no podía estar en un espacio con socios que tienen muy poco que ver con una Unión Cívica Radical que se jacta, a través de su 127 años de historia, de tener una conducta que yo no observo en los otros partidos y una ideología clara y precisa que esta muy lejos de lo que significa el PRO.

— ¿Cómo ve a la UCR en el país y en la provincial?

— Lamentablemente, está hecho trizas el partido. Y como se trata de una partido nacional, por más que las provincias sean autónomas, está claro que este es un partido nacional. Esto es una pirámide, entonces si en la punta de la pirámide está todo podrido y tres o cuatro personas resuelven y deciden por la UCR y no consultan y no permiten la participación, ahí está el problema. La falta de conducción y la falta de liderazgo se traslada a la provincia de Santa Fe. Si le preguntamos al cien por cien de los habitantes de Santa Fe quien es el presidente del partido radical en la provincia, el 95% va a decir que no sabe quien es y lleva mas de 6 años como diputado provincial y es un ignoto. El problema del partido es la falta de capacidad para conducirlo, la falta de capacidad para interpretar el sentimiento radical, la ética de la solidaridad radical y por supuesto, la falta de respeto a un partido que tiene conductas históricas que son totalmente ajenas a lo que está ocurriendo con el gobierno de Macri. Este es el partido de Leandro Alem, de Irigoyen, es el partido, incluso, del propio Alvear, aún con las diferencias que puedan haber existido. Tantos dirigentes históricos que estarían avergonzados hoy que el país está dependiendo de la decisión de Macri o Marcos Peña. Es absurdo, es una ofensa al partido. El gran responsable de esta coalición, de esta porquería acompañado por Lilita Carrió, es Ernesto Sanz.

— ¿Existe alguna posibilidad de que el partido radical vuelva a ser lo que fue hace 50 años?

— Yo tengo esa esperanza porque el radicalismo tuvo muchas crisis, no es la primera. No fue un camino fácil el de la UCR. Hubo muchas diferencias entre dirigentes, pero nunca así. Siempre se respetó el partido. El que perdía acompañaba y esto se perdió lamentablemente. El partido está desperdigado. Está atomizado. Y como ejemplo basta ver lo que ocurre con el partido en la provincia de Santa Fe, donde no hay ninguna duda entre formar un frente con el socialismo y otros partidos democráticos que demostró sus valores desde hace mucho tiempo, o estar con el PRO. Estar con Lilita Carrió no es ser radical, yo puedo hablar de ello. Lilita Carrió no está bien políticamente, no está bien emocionalmente. Por eso yo digo hoy y tomen nota, así como Lilita los abandonó a Alfonsín primero, después a De La Rúa, y a otros tanto que no eran radicales, también se va a pelear con Mauricio Macri. O se va o la echan. Yo tengo la esperanza de que finalmente triunfe su génesis, su historia, la participación de los viejos y los jóvenes radicales que existen y son muchos, que no tienen absolutamente nada que ver con este gobierno de derecha. Nada que ver. La ética de la solidaridad. El radicalismo no reniega del estado, no reniega de la cosa pública, acepta al sector privado y lo alienta para que produzca, pero siempre regulado, no como se hace ahora, que se liberó el sector privado y se a hambreado al trabajador.

— ¿Que significó políticamente el radicalismo para la ciudad de Rosario?

— El radicalismo significó un partido de esperanza para Santa Fe pero se diluyó con la derrota de Usandizaga, quien tuvo dos errores reconocidos por él mismo: primero, haber renunciado luego de la derrota del radicalismo a nivel nacional y segundo, reconocer y luego promover la ley de Lemas pensando que le convenía para su elección, ley que entendió bien el peronismo de ese momento.

— Hoy se cumplen 127 años del nacimiento del partido radical, ¿hay que festejar?

— Hay que recordar, hay que tener memoria, por lo que decía anteriormente. Hay que honrar a aquellos próceres, a tanta gente ilustre que tanto trabajo para que el radicalismo sea un partido político grande, no solo en Argentina sino en Latinoamerica y es una pena que haya sido tan maltratado y tan usado miserablemente por algunos dirigentes. Puedo poner el ejemplo de un revolucionario Leandro Alem, la gestión de Alvear, ni hablar del impoluto Arturo Illia, mi admirado Raul Alfonsin, pero pongamos de ejemplo a Balbín que fue dos años diputado y fue puesto preso por el gobierno peronista de aquel momento y que en el 73 tuvo la enorme grandeza de saltar un tapial y abrazarse con Perón, porque entendió humildemente que era lo necesario para la salud de un país. Eso es tener grandeza, eso es ser radical. Esto es lo que tienen que hacer nuestros dirigentes hoy, pensar en el futuro porque sino el partido se muere ciertamente