A poco más de tres años y medio del asesinato del ex barrabrava de Newell’s, Marcelo “Coto” Medrano, dos policías comenzaron a ser juzgados por el crimen. El caso recayó en el tribunal integrado por los jueces Nicolás Vico Gimena, Valeria Pedrana y Patricia Bilotta.

De cara al juicio, que comenzó este viernes en el Centro de Justicia Penal de Rosario, sobre los acusados pesa la imputación de homicidio agravado por el uso de arma de fuego en calidad partícipes necesarios. El fiscal que investigó el caso, Luis Schiappa Pietra, pidió para Mario Gabriel G. una condena a 20 años de prisión, y para Milton B., 17 años. Por el contrario, las defensas pidieron la absolución para los policías.

Medrano fue asesinado el 10 de septiembre de 2020 en la estación de servicio YPF ubicada en Eva Perón y Avenida San Martín de Granadero Baigorria. Cerca de las 23.15 de ese jueves, estacionó el auto Ford Fiesta blanco en el que iba acompañado de su pareja y su bebé y bajó para hacer unas compras.

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Sin embargo, cuando volvía al vehículo, de una Eco Sport blanca que se había estacionado al lado, bajaron dos personas que le dispararon. La víctima intentó escapar, pero lo persiguieron y, cuando lo alcanzaron, le dispararon al menos catorce veces.

Según la hipótesis del fiscal, el policía Milton B. le apuntó con un arma de fuego a la pareja de Medrano, para que no pudiera defenderlo. A Mario Gabriel G., en tanto, se lo acusa de haber conducido la Eco Sport, con la que los atacantes, posteriormente, se dieron a la fuga.

La pareja de Medrano –que es la principal testigo del crimen– reconoció a los dos acusados. Schiappa Pietra, por su parte, aseguró que la prueba obtenida de testimonios, pericias telefónicas y videos registrados por cámaras del lugar serán suficiente para condenar a ambos.

Además, mencionó que uno de los policías acusados es hermano de Daniel Godoy, quien por entonces era rival de Medrano en el negocio del narcotráfico. Se cree que esto podría haber sido el móvil del ataque.

La abogada defensora de Milton B., Adriana Lucero, alegó que la Fiscalía no podrá probar el vínculo entre su defendido y Medrano ni la existencia de un plan criminal que lo involucre. Además, argumentó que al momento del homicidio su cliente estaba en la comisaría y explicó que conocía a Mario Gabriel G. porque ambos eran policías.

Por su parte, el abogado defensor de Mario Gabriel G., José Nanni, alegó que hay pruebas científicas y objetivas que demuestran que su cliente estaba en otro lugar, razón por la cual le fue otorgada la libertad durante la etapa de investigación. Según su teoría, Medrano no era una persona fácil de ubicar y sólo dos personas sabían que estaría en la YPF aquella noche: su pareja y un mecánico con el que iba a reunirse en aquel lugar para pagarle un trabajo que le debía.