Por Carlos Duclos

Algunas palabras son como los abalorios, muy refulgentes, impactantes, pero de escaso valor. Y, para colmo, se quedan  en eso, sólo en palabras bonitas, suerte de floripondios, pero  de acción  hay poco, insuficiente o nada. Esto es lo que pasa en Rosario con la inseguridad,  flagelo que no se resuelve y que entristece e indigna a la población rosarina que anoche ha vuelto a marchar a Tribunales y a la Gobernación exigiendo políticas serias, ejecuciones contundentes.

Difícil realización el de ejecutar medidas cuando no hay políticas de Estado para resolver asuntos que son determinantes en la vida social. Complicada tarea cuando no se tienen los talentos para pergeñar planes, o cuando el interés ideológico o político es más fuerte que la necesidad del pueblo. Imposible propósito cuando se ningunea la exclusión, la pobreza, la ausencia de educación; cuando es más fácil comprar conciencias para el voto que exaltar al ser humano para la vida digna.

Sólo un corazón impertérrito, duro, podría permanecer indiferente ante los testimonios que dieron anoche las víctimas del delito. ¡Como no condolerse con las palabras de ese muchacho que quedó parapléjico luego de recibir un disparo ejecutado por  un monstruo! ¡Cómo no darle la razón a esa mamá a quien le mataron el hijo cuando dijo que era una falta de respeto a la sociedad ir a decir a un programa de TV que aquí había muertos por peleas entre forajidos!

Una vez más: ¡Con la vida no se especula, no se joroba, no se hace política ni se silencia la realidad!

Los gobiernos provincial y nacional, hoy,  están en deuda con la ciudadanía santafesina y especialmente rosarina. Y sí, nacional también; y para quien no entienda por qué se lo involucra, una vez más debe decirse que una de las causas del delito es el narcotráfico, y el narcotráfico es un delito federal. Pero no es la única fuente del malvivir, otra es la miseria que abunda en esta Patria consternada.

Y mientras el ser humano común sufre, el poder sigue en el grotesco pase de facturas de unos a  otros, pero el poncho que proteja a la ciudadanía rosarina no aparece.

Y, para concluir, hay quienes dicen que hay ciertas ideologías políticas (no directamente sectores  políticos partidarios) que impulsan sigilosamente estas marchas en las redes sociales. Quien esto escribe no lo cree, mas si así fuere, aun cuando en poco, sería una perversidad y habría que desenmascarar a quienes quieren hacer algún tipo de política con la vida y los bienes de los rosarinos.

Otra marcha, justificada por cierto, y otra vez la espera de  que las autoridades actúen de verdad y no se vayan por las ramas de las palabras, promesas y justificaciones ¿Y Gendarmería? Mientras tanto, parece que por desinteligencias, falta de acuerdos e internas políticas, Gendarmería aún no viaja a Rosario (¡!). Deplorable.