Por Enrique Genovar

La lesión de Damián Musto cayó como un baldazo de agua fría en Central. Es que el mediocampista canalla se ha convertido, tras la ida de Nery Domínguez, en parte de la columna vertebral del equipo que dirige Eduardo Coudet. De a poco, con el sacrificio como bandera el oriundo de Casilda se ganó un lugar de preponderancia en el funcionamiento del Canalla.

Con la regularidad como uno de los atributos fundamentales, Musto es un jugador fundamental en este Central que va a ir en busca de sortear dos obstáculos difíciles como son el Clásico y el compromiso con Boca. Y su ausencia para estos encuentros asoma como una piedra en el zapato para el cuerpo técnico.

Claro que el número 5 tiene reemplazante. Y si bien hasta ahora Mauricio Martínez no ha demostrado su potencial desde que llegó, puede jugar en su lugar. Llegó la hora del que el ex Unión demuestre su jerarquía, aquella por la que Central luchó por Racing para hacerse de sus servicios. Aquella por la cual fue citado a la selección para jugar como titular en los Juegos Olímpicos.

Martínez está ante la gran chance de hacerse un hombre fuerte en Central, está obligado a rendir. Claro que el examen no aparece sencillo, es más, todo lo contrario. El volante tiene en sí mismo la llave para meterse de una buena vez en el Canalla y sobre todas las cosas tiene la obligación de que el equipo no extrañe al bueno de Musto.