Por Daniel Oscar Siñeriz Griffa

ASTOR PANTALEÓN PIAZZOLLA expresó el derrotero musical de su vida titulando uno de sus tangos más preciados como “LIBERTANGO”. Parece que el armonioso vendaval de su bandoneón lo llevó a volar por sinfonías inéditas y hasta revolucionarias, recreando vientos conocidos del “dos por cuatro” en otras cifras altamente novedosas.

¡Qué bueno sería trasladar esta impronta a otros terrenos del quehacer humano! Nuevos aires, ideas creativas y renovados impulsos siempre serán necesarios para enfrentar desafíos y apuntar a construcciones compartidas que nos dignifiquen y humanicen.

Cuando Jesús entra al Templo de Jerusalén con un látigo estaba enfrentando, creativamente, un sistema religioso errático que había “comercializado” ritos y lugares, que dejaba fuera de su “ámbito sagrado” a los pobres y enfermos y había “desdibujado” mal la imagen de Dios.

La propuesta alternativa que plantea es: que todo lugar es sagrado, que nadie queda afuera y van primero los últimos y que Dios no quiere “sacrificios” sino COMPASIÓN. Estaba fundando, más que un lugar, un camino nuevo para la construcción fraterna; única forma de acercar humanidad ante un imperio demoledor y una religión que lo toleraba sin resistencia.

Ser LIBRES Y CREATIVOS como Jesús y como Piazzola, para salir de lo convencional y de lo “políticamente correcto”, y construir los espacios, los vínculos y los “vientos” de humanidad tan necesarios.