Los pescadores pertenecientes a la cooperativa ubicada sobre la orilla del arroyo Ludueña, realizaron una labor que, en principio, le pertenece a la Municipalidad de Rosario: limpiaron la pared conformada por camalotes y basura que se encontraba en la desembocadura del río Paraná, la cual les impedía salir a trabajar.

Esto no es una tarea sencilla, debido a que las plantas acuáticas tienen una contextura y peso importante, por lo que los pescadores pusieron a disposición seis lanchas para poder cargarlas de camalotes y llevarlas hasta río abierto. Alrededor de 15 pescadores estuvieron colaborando en esta ardua tarea que, no solo demandó tiempo y mucho esfuerzo, sino que también implicó un abultado costo de combustible, necesario para mover los motores dos tiempos que utilizan sus embarcaciones.

Arriba: la tapia de camalotes tapando el cauce del arroyo LudueñaAbajo: salida a la desembocadura del río Paraná luego de la intervención de los pescadores

Arriba: la tapia de camalotes tapando el cauce del arroyo Ludueña
Abajo: salida a la desembocadura del río Paraná luego de la intervención de los pescadores

 

Los trabajadores del río sostienen que esta limpieza improvisada es «momentánea», y que es cuestión de días para que los camalotes vuelvan  «a meterse para al arroyo» y, nuevamente, tengan que parar de pescar para limpiar el cauce de la tapia.

Los miembros de la cooperativa de pesca siguen sosteniendo que este problema se debe al achicamiento que vienen realizando en la desembocadura del Ludueña sobre el Paraná debido a los emprendimientos de guarderías náuticas privadas que se llevan adelante en esa zona pública y natural.

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«Realmente es un trabajo que no nos corresponde a nosotros. Esto tiene que hacerlo el organismo correspondiente, la Municipalidad, etcétera», sostuvo Osvaldo, pescador rosarino miembro de la cooperativa de pescadores del Ludueña.