VIERNES, 29 DE NOV

La UNR apuesta al desarrollo y la investigación científica

Tanto en Rosario como a nivel país y en el Mercosur, los proyectos de investigación científica reciben cada vez más apoyo de las instituciones. Desde las ciencias naturales hasta las ciencias sociales, más de 600 proyectos se desarrollan hoy en día. Informe de Conclusión (Primera Parte)

Por Santiago Fraga

Para el amplio desarrollo de cualquier ciudad o país, es de vital importancia tener una base fundamentada en apoyar y contribuir a la educación, las universidades, y principalmente, a las investigaciones científicas que en ellas se llevan adelante. Desde las ciencias naturales hasta las ciencias sociales, los países llamados “primermundistas” son reconocidos por contar con una envergadura inmensa en este aspecto, producto de décadas de inversión y estudio.

Sin embargo, en Sudamérica los países apuestan cada vez más por el progreso y perfeccionamiento de las investigaciones básicas y aplicadas, y en este marco, la Universidad Nacional de Rosario no queda exenta de ello.

En una muestra clara, de la suma de 1.550 millones de pesos que se destinó al presupuesto de la UNR en 2014, para este año la cifra se elevó a 2.007 millones, con lo que se duplicó la inversión en el Programa de Vinculación Tecnológica, que sostiene e impulsa proyectos de desarrollo científico; se incrementó un 30% los recursos destinados al Programas de Extensión Universitaria; y, principalmente, se aumentó en un 50% los fondos destinados al financiamiento de programas de investigación y desarrollo de la Secretaría de Ciencia y Tecnología.

Conclusión dialogó con la Secretaria de dicha área, doctora Elena Orellano, la Sub-secretaria, doctora Estela Mari Álvarez, y con el Responsable del Área de Comunicación de la Secretaría, doctor Claudio Pairoba, para conocer más a fondo sobre los proyectos que se presentan en las diversas temáticas que abarcan las facultades rosarinas, y que hoy en día rondan entre los 600 y 780 proyectos vigentes.

Rosario siempre estuvo cerca

Para entender las temáticas de los proyectos primero hay que entender el contexto en el que son presentadas las investigaciones. Así como la Universidad Nacional de Mar del Plata, por ejemplo, en los últimos años dio mayor prioridad a las investigaciones que tienen que ver con el mar (la actividad pesquera, la producción, el cuidado del agua, etc.), en Rosario las temáticas primordiales abarcan desde el Río Paraná, el estudio de la llanura, la producción agropecuaria y la soja, hasta el desarrollo inmobiliario, la urbanización y el impacto de la construcción, pasando por cientos de otras aristas como lo son las enfermedades, la evolución en materia de salud e implantes, el cuidado del medioambiente, las cooperativas, el psicoanálisis, la niñez y la adolescencia, o hasta la arqueología y antropología.

Generalmente, dichas temáticas se definen como “temas estratégicos” y las determinan el Ministerio de Educación (nacional y provincial), el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), y la propia Universidad Nacional, siendo siempre motivo de discusión y debate, respecto de si la ciencia debe tratar las problemáticas locales (ciencia aplicada), o si por el contrario debe investigar temas para acrecentar el conocimiento general y la evolución y desarrollo de las teorías, quizás sin ningún fin práctico instantáneo (ciencia básica).

Principalmente a nivel del ámbito nacional, mucha gente queda afuera de la financiación a la hora de presentar su proyecto por estos motivos, pese incluso a ser aprobados. En Rosario, por su parte, en el nivel de la Universidad la secretaría se maneja repartiendo gran parte del monto que dispone, directamente a los proyectos que son evaluados y acreditados por ellos. Hoy en día, los proyectos vigentes, que son los que están desarrollándose en este momento, rondan entre los 600 y los 780, siendo las facultades con más proyectos trabajándose la de Humanidades y Artes, la de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas, y la de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura.

Cada una de estas unidades académicas posee un dinero fijo y establece su propia política de repartición, decidiéndose la misma a nivel de Concejo Directivo. Generalmente, la Universidad los distribuye con un criterio, repartiéndose 50% en partes iguales por unidad académica, y luego el 50% restante según la cantidad de investigadores y proyectos que cada unidad disponga.

Otro punto importante que se comenzó a tratar con más énfasis en el último tiempo, tanto a nivel nacional como provincial y local, es todo lo que de alguna manera esté relacionado con la industria, las pequeñas y medianas empresas, y a su vez el medio social, algo que se volvió necesario prácticamente en todos los proyectos que se presenten.

“El medio social no lo tenemos que olvidar -dice la secretaria Elena Orellano-, hoy en día el enfoque viene de la mano, y hasta es posible que si lo que estás haciendo de alguna manera no va con el medio social, puede ser que tu proyecto no salga. A lo mejor esa parte antes nadie la pedía, pero a ahora la piden porque es importante que los proyectos sean amigables con el medio ambiente, con el tema social, y las cuestiones de ética”, detalló la docente.

Desde ese lado, el Ministerio y la UNR  financian principalmente una línea de proyectos que son de desarrollo tecnológico y social. “La Argentina ha logrado en ese aspecto con sus investigadores un muy buen desarrollo a nivel básico -dice Orellano-. No requieren a lo mejor tanto estímulo porque ya con las herramientas que se tienen van a ganar seguramente proyectos individualmente para investigación básica”, agregó, dando buenas referencias del desarrollo investigativo argentino en ese nivel.

Por otra parte, lo que son las investigaciones de nivel aplicado, la sub secretaria del área Estela Mari Álvarez consideró que es algo todavía muy “heterogéneo”, ya que no todas las regiones requieren quizás los mismos desarrollos tecnológicos, por lo que depende mucho de las políticas de desarrollo regionales. De todas maneras, todos los organismos están detrás de esa política, con la misión de que todas las cosas que se hagan deben tener un contexto.

“Colateralmente -aclaró Orellano-, siempre un proyecto tiene como una arista que va a poder ir a lo social, a lo tecnológico, y que a lo mejor no lo toca tan directamente. Un ejemplo es el proyecto que estamos desarrollando con plantas, que trata de enfermedades en los cítricos, siendo Argentina el mayor exportador de limones del mundo. En ese sentido, todos los proyectos tienen un punto de aplicación”.

Un punto positivo que agregan los miembros de la Secretaría, es que de todos los proyectos que acredita la universidad, todos se terminan concretando. En ese sentido, algo que también impulsa a que se dé esto es que debido a la Ordenanza 647, lanzada en 2008 por la UNR, todos los proyectos deben tener obligatoriamente un informe final, que si no es realizado produce la evaluación negativa del mismo, y que se incluye en el Currículum Vitae del investigador.

La convocatoria para los proyectos se realiza anualmente desde el 1 al 20 de septiembre y es dirigida a todas las facultades de la Universidad Nacional de Rosario. Para ser presentadas, las propuestas deben cumplir con lo requerido en la mencionada ordenanza.

En Rosario, el financiamiento de estos proyectos en la universidad generalmente corre a cargo de los fondos destinados a la Secretaría de Ciencia y Tecnología, la Secretaría de Extensión Universitaria, y la Secretaría de Vinculación Tecnológica y Desarrollo Productivo. A nivel Nacional, está la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, que depende del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, y también el Conicet. Además existen organismos como el Inta, el Inti, y los Ministerios que también tienen otras propuestas investigativas. A su vez, existen colaboraciones internacionales que pasan por el Conicet, por la universidad o por el Ministerio, que autoriza a poder colaborar con grupos de nivel internacional y a pedir subsidios internacionales.

Cabe destacar que muchos investigadores rosarinos han recibido proyectos de distintas organizaciones de Estados Unidos a través de la National Science Foundation, de Howard Hughes a nivel internacional, los proyectos Ecos (European Environmental Citizens Organisation for Standardisation), y también mucha oferta a nivel de Mercosur.

Sudamérica apunta a la unión y los lazos colaborativos

Si bien siempre hubo propuestas conjuntas entre los distintos países que integran el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela, y en proceso de adhesión Bolivia), en estos años los lazos se han ido fortaleciendo exponencialmente. En particular, la Universidad Nacional de Rosario tiene “muchísimas colaboraciones” con universidades de Brasil, que incluyen el intercambio de estudiantes entre ambos países, a los que posteriormente se les aceptan las asignaturas. A su vez, existen programas sociales que se dedican al estudio de lo que son, por ejemplo, las favelas brasileñas en relación con las villas argentinas, de la misma forma que hay programas similares con Uruguay y Chile.

Estela Orellano dijo que “está muy latente el Mercosur y hay muchos financiamientos con los países limítrofes. La fortaleza de latinoamérica hay que sostenerla, es importante, y creo que tanto desde la universidad como desde el ministerio fortificamos esas relaciones en todos los ámbitos, no sólo en las ciencias, sino hasta en la parte de educación física, donde Brasil tiene señoras universidades, o en las ciencias sociales”, sostuvo y añadió: “realmente el abanico de posibilidades de colaboración con los países limítrofes es grandísimo, y ahora con la globalización también con cualquier país la comunicación es más fluida”.

La Incubadora Universitaria de Empresas

Cuando se habla de investigación aplicada, un avance realmente importante, tanto en la UNR como en el Conicet, es la implementación de las llamadas incubadoras de empresas. Las mismas consisten en que si una empresa, que no cuenta con un laboratorio propio montado, quiere realizar un desarrollo tecnológico en su fabricación, una vez que plantea su problemática a las instituciones la incubadora le ofrece todo lo que es la parte edilicia, el equipamiento necesario, y hasta recursos humanos.

De esta manera, la empresa se ahorra todo el gasto de dinero y de tiempo que llevaría crear un laboratorio de cero para tal fin, incluyendo la compra de equipos, equipamento, crear el equipo de trabajo y la formación de los mismos. Entonces, de esta manera el desarrollo es rápido, es tal como se busca, y se desarrolla ahí mismo dentro de un marco de tiempo establecido.

Segunda Parte:  UNR, usina de valiosas investigaciones locales

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