Por Alejandra Ojeda Garnero

En una nueva jornada en el debate por la muerte del joven de Florencio Varela, ampliaron su declaración dos personas que estuvieron detenidas supuestamente en el mismo momento que estuvo Franco Casco en la comisaría séptima, también lo hizo el técnico que realizó una pericia sobre videos donde se lo observa al joven caminando por la zona norte de la ciudad, y la mujer que hizo un llamado al 911 desde un colectivo que estaba siendo atacado por hinchas de Rosario Central, a cuyo incidente se dirigió el comisario Diego Álvarez la noche del 6 de ocutbre de 2014.

El testigo Cristian M. fue convocado para ampliar su testimonio del 26 de mayo de 2022, cuando afirmó que al salir en libertad del penal de Piñero se cruzó con policías que lo habían amenazado.

El fiscal Fernando Arrigo le exhibió fotos de los policías que trabajaban en la comisaría séptima para que reconozca cuál de ellos lo había amenazado, pero el testigo solo pudo reconocer a uno de ellos que fue sobreseído en el inicio de la causa.

Como ocurrió en la rueda de reconocimiento que se realizó oportunamente con todos los policías procesados en esta causa, el defensor Martín Gesino objetó el procedimiento por no cumplir con los requisitos que establece la ley, es decir mostrar a la persona que se encuentra procesada junto a personas de similares características ajenas al caso.

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El fiscal consultó sobre el episodio en el que «un policía salió de atrás de una camioneta y lo amenazó», pero según Cristian M., «no, no salió de atrás de ninguna camioneta, cuando a mí me dan la libertad de Piñero, voy caminando se metió una chata por la ruta y me dicen ‘vos me debés una’, ‘te acordás de mi’, me dijo», pero no ocurrió nada más.

A pesar que el fiscal insistió sobre la relación de este hecho con la causa Franco Casco, el testigo afirmó que «esto fue por otra causa mía, cuando yo salía en libertad».

El defensor Germán Mahieu volvió sobre la pregunta para dejar en claro si realmente existió vínculo entre la amenaza y el caso Casco, pero el testigo esta vez dijo que «se relaciona con la causa esa, si yo estuve detenido ahí, en la comisaría. Por la muerte del pibe este». Finalmente, ante las contradicciones del testigo, no quedó claro cómo realmente ocurrió ese episodio y si realmente ocurrió.

Antes de retirarse se dirigió al tribunal para consultar si «¿voy a volver a ser citado?» y preguntar si «¿corro algún riesgo estando en la calle?, ¿porque hace dos meses que salí en libertad?». A pesar de que en todo el tiempo transcurrido desde la supuesta amenaza hasta la fecha no realizó denuncia alguna sobre algún hecho similar, el juez Otmar Paulucci le indicó que «si llega a tener alguna sospecha de que alguien lo está siguiendo o amenazando se dirige al tribunal para informarlo».

Luego de la queja de Cristian M., tanto la Fiscalía como las querellas solicitaron que se lo incluya en el programa de protección de testigos, lo cual fue aceptado por el tribunal.

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Matías E. estuvo detenido en la comisaría séptima en el 2014 pero no pudo precisar ben la fecha. Había afirmado en su declaración del año 2015, que consta en el expediente, que había escuchado cómo le pegaban a Franco Casco y aseguró que «la Chechu», como llamaban a Cecilia Contino, «estaba en todos los turnos», incluso la noche de la detención de Franco Casco.

El defensor oficial Martín Gesino convocó a Matías E. para ampliar su testimonio sobre Cecilia Contino, pero el testigo refirió «no recuerdo».

Gesino le recordó que «dijo dos cosas, que «la Cechu» estaba en dos turnos», pero el testigo esta vez afirmó que «esa chica la veía todo el día, a la mañana, a la tarde, mucho no le puedo decir». El defensor insistió en la consulta sobre la presencia de Contino en el turno noche, pero el testigo esta vez afirmó que «a la noche no».

Para corroborar una línea de tiempo, el defensor le consultó sobre su traslado desde la séptima hacia otra comisaría, y el testigo dijo que fue trasladado «a la 20 porque yo había declarado contra la policía que escuché gritos, los golpes, no recuerdo en qué fecha, pero fue al tercer o cuarto día de que pasó eso en la comisaría séptima».

Vale recordar que Franco Casco apareció veintidós días después de su desaparición, por lo tanto, los tiempos que refiere el testigo no coinciden con la línea de tiempo real en el que acontecieron los hechos. Respecto al horario de Cecilia Contino, según constan en los registros de la comisaría que obran en el expediente, el mismo era de 8 a 16.

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Sergio Martínez se desempeña en la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP), con el cargo de «prosecretario administrativo, y además es técnico superior en programación, estoy cursando la licenciatura en informática y tengo varios cursos de especialización sobre reconocimiento facial forense».

Realizó un informe de análisis y comparación en la causa de Franco Casco a pedido de la Fiscalía, en la cual solicitaban determinar: 1- si la persona que aparece caminando en las imágenes correspondientes a las distintas esquinas de la ciudad de Rosario es en todos los casos -o en alguno de ellos- la misma persona; al tal fin deberá tener en cuenta, además de la fisonomía y la contextura de la persona, el color del calzado, la vestimenta en general, así como la forma de caminar; 2- indique qué vestimenta llevaba la persona que aparece en cada una de ellas en su parte superior (remera, sweater, camisa) y sus características (color, material); 3- describa las características de los pantalones que llevaba la persona que aparece en cada una de las imágenes (color, material) y las condiciones en las cuales estaban estos (roturas, manchas o equivalente).

Para realizar el análisis y comparación el técnico utilizó programas de acceso gratuito: MediaInfo y VLC Media Player. Los videos contenían imágenes de siete cámaras públicas, compaginadas cronológicamente, de tres intersecciones de la ciudad, Caseros y Francia, Alberdi y Sabin, y Sabin y Avellaneda. Las imágenes son de noche, con luz artificial y la persona se encuentra a una distancia considerable de la cámara. Esta pericia fue cuestionada por la defensa, porque se trataría de un «video mejorado», pero la fecha del mismo no coincide con la pericia que se realizó para mejorar las imágenes, es decir es anterior.

El técnico recibió el material a través de la nube del Ministerio Público Fiscal, un video en formato Windows Media Video, con el nombre de «VIDEO MEJORADO IP 01-15», pero no recibió ninguna foto de Franco Casco para realizar la comparación con las imágenes de los videos. «Solo trabajé sobre un video editado con secuencias de distintas cámaras», dijo. Es sabido que, en este tipo de pericia, es necesario contar con una imagen de la persona que se intenta identificar.

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Tampoco pudo determinar que las imágenes que aparecen en las distintas secuencias se trate de la misma persona. Aclaró que «a pesar de las dificultades que había en los videos, respecto de que era de noche, la iluminación, la distancia y otras limitaciones, no puedo decir que se trate de la misma persona. No puedo llegar a una conclusión determinante».

Si bien las conclusiones del informe son bastante escuetas, en cada una de las imágenes, que fueron mejoradas con los programas utilizados, solo se observan características generales. El perito determinó que la persona que aparece en las imágenes «es de contextura delgada, pelo oscuro, pelo-corte-corto, prenda manga larga color oscuro, pantalón claro, y calzado oscuro», pero en una sola imagen solo modifica el color del calzado a «claro». De todos modos, afirmó que «a pesar de las dificultades son más las compatibilidades que las incompatibilidades», y si se le ofrece una foto de Franco Casco para comparar nuevamente con los videos «podría arribar a una conclusión de rasgos generales en una semana».

Luego fue el turno de la mujer que llamó al 911 la noche que supuestamente Franco Casco fue llevado a la comisaría tras ser detenido en la Estación de trenes Rosario Norte, según la teoría acusatoria.

Tanto la querella como la fiscalía sostienen que Franco Casco fue detenido la noche del 6 de octubre de 2014, llevado a la comisaría séptima de forma ilegal, y torturado hasta la muerte para luego arrojar su cuerpo en el río Paraná, donde apareció 22 días después.

Pero, a diferencia del relato de los acusadores, los policías sostienen desde un principio que Franco fue detenido el 7 de octubre al mediodía por el llamado de un vecino que denunció personas merodeando con supuesto fines de robo en la zona. El comisario Diego Álvarez junto al jefe de sumarios César Acosta salieron en el móvil para atender el reclamo del vecino y en Alsina y Bordabehere encontraron al joven y al tratar de identificarlo, éste les arroja una piedra y fue detenido por resistencia a la autoridad. Luego de todos los procedimientos de rigor, recuperó la libertad el mismo día a las 22. Según consta en el expediente.

La razón por la cual no pudo haber ocurrido la detención de Franco Casco como lo relata la acusación, es porque Diego Álvarez estaba en Ovidio Lagos entre Güemes y Brown atendiendo un incidente en un colectivo de la línea 110 que había sido atacado por hinchas de Rosario Central. Si bien el lugar es cercano a la estación de trenes, la modulación por radio al 911 desde el móvil policial demuestra que el comisario Álvarez estaba realizando otras diligencias, como también lo demuestra el recorrido del GPS del vehículo.

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La clave fue el llamado de una mujer desde el colectivo pidiendo ayuda. El testimonio de Cecilia Verónica A. dio cuenta de esa situación. El llamado se registró a las 21.24 del 6 de octubre de 2014. La mujer no logró reconocer su voz en el audio, pero los registros arrojaron un número de teléfono celular a su nombre, lo cual confirmó “si en ese momento tenía ese número de teléfono, pero como me robaron varias veces, ya no lo tengo”, indicó.

La testigo aseguró “no recuerdo si el llamado fue el 6 de octubre”, y agregó “me tomaba el 110 para ir a trabajar, y como pasa por la cancha de Central siempre había disturbios”.

Pero aportó un dato sin que nadie se lo preguntara, “si pasó algo ese día tiene que haber sido entre las nueve y las diez de la noche, porque mi horario fijo de trabajo era de diez de la noche a seis de la mañana”. El llamado se registró a las 21.24 y luego en la central 911 se registró la modulación por radio del comisario Álvarez informando las novedades del caso a las 21.34, con lo cual queda demostrado que el comisario no estuvo en la Estación de trenes.

El caso

Franco Casco llegó el 29 de septiembre de 2014 a visitar a familiares en Empalme Graneros, el 6 de octubre del mismo año, y a pocos días de haber llegado de Florencio Varela, su ciudad natal, abandonó la vivienda y su familia no tuvo novedades sobre su paradero hasta que el 30 de octubre, 22 días después, cuando su cuerpo fue hallado en las aguas del río Paraná.

Un total de 19 policías, que desde un principio sostienen su inocencia, están siendo juzgados por los delitos de desaparición forzada seguida de muerte y torturas, por lo que enfrentan una posible pena de prisión perpetua. Cinco de ellos están detenidos desde hace más de cinco años en prisión preventiva efectiva, en penales federales.

Son juzgados por los delitos de desaparición forzada de personas agravado por la muerte de la víctima, imposición de torturas seguida de muerte a personas, legítima o ilegítimamente privadas de su libertad, entre los cuales se encuentran el ex jefe de la seccional 7ª Diego Álvarez, junto a los efectivos Cecilia Ruth Elisabeth Contino, Walter Eduardo Benítez y Fernando Sebastián Blanco, en calidad de autores.

César Daniel Acosta, Guillermo Hernán Gysel, Cintia Débora Greiner, Rocío Guadalupe Hernández, Marcelo Alberto Guerrero, Enrique Nicolás Gianola Rocha y Esteban Silva como coautores del delito de desaparición forzada de personas agravado por la muerte del joven.

En el caso de Franco Luciano Zorzoli, Rodolfo Jesús Murúa, Romina Anahí Díaz, Belkis Elisabeth González, Walter Daniel Ortiz y Ramón José Juárez, son acusados como partícipes secundarios.

Además, los agentes de Asuntos Internos Pablo Síscaro y Daniel Escobar fueron acusados de encubrimiento.