MIéRCOLES, 27 DE NOV

Descubrieron una placa a 26 años del siniestro vial de Salta y Oroño, donde murieron dos jóvenes

“La Justicia olvidó, nosotros jamás”, dice la inscripción que recordará al siniestro vial ocurrido hace 26 años cuya causa prescribió, en tanto el conductor que las mató, Sebastián Pira, sigue prófugo.

 

“La Justicia olvidó, nosotros jamás”, dice la inscripción sobre una placa que desde el Concejo Municipal colocaron en la esquina de Santa y bulevar Oroño, sitio en donde murieron arrolladas María Celeste Haiek y Daniela Caruso de 16 y 22 años, respectivamente, cuando Sebastián Pira las embistió con su auto.  A una de ellas la arrastró por una cuadra y las dejó abandonadas.

El reclamo no cesa a pesar de la prescripción de la causa judicial y la fuga de su conductor Sebastián Pira, quien aún se mantiene en las sombras.

La propuesta para colocar la placa fue de la edila María Fernanda Gigliani, de Iniciativa Popular, quien encabezó el acto junto a la presidenta del Concejo, María Eugenia Schmuck, familiares y demás ediles y edilas que se congregaron el jueves 2 de marzo a partir de las 8.30 en la esquina de Salta y bulevar Oroño.

La madrugada del horror

Hace 26 años, Sebastián Pira, de 21 años, conducía su vehículo Ford Galaxy a más de 130 kilómetros por hora por calle Salta. Cuando llegó a la intersección de bulevar Oroño, atropelló y mató a María Celeste, de 22 años, quien murió en el acto. Daniela, de 16 años, fue arrastrada una cuadra en el capot del auto para luego ser arrollada por el mismo automóvil. Luego de la muerte de las jóvenes el conductor se dio a la fuga.

En el inicio de acto se descubrió la placa sobre el cantero de bulevar Oroño, a pocos metros del lugar donde ocurrió el hecho y donde cada año los familiares instalan un pasacalle para recordar a las jóvenes víctimas. Luego se leyó el decreto que el cuerpo votó por unanimidad en la sesión extraordinaria del 16 de febrero y que ordena la colocación de la placa “para que el reclamo de justicia esté siempre presente”.

El dolor que no cesa

“Decir buenos días resulta difícil –arrancó la presidenta con su discurso–. En principio quiero agradecer a todas y a todos por estar presentes otro 2 de marzo. Son 26 años sin Daniela y María Celeste, 26 años en los que no pudieron cumplir sus sueños, 26 años en los que pudimos haberlas disfrutado, vivido como tantas otras mujeres adolescentes que hoy circulan por la ciudad, 26 años que dejó pasar la Justicia y prescribió la causa con total impunidad, 26 años, que el asesino de María Celeste y Daniela sigue libre, mientras ellas ya no están”.

Y luego continuó con sus palabras: “Cuando esto pasó, la ciudad todavía hablaba de accidentes cuando esto no fue un accidente, fue un siniestro vial. Si algo nos enseñaron ustedes –dijo dirigiéndose a los familiares– es que no hay nada azaroso cuando un asesino conduce a 130 kilómetros o alcoholizado”.

Si bien recordó que los fallecimientos por siniestros de tránsito son una de las principales causa de muerte en jóvenes de 16 a 29 años, auspició para que la problemática “deje de ser una estadística y empiece a ser un delito”.

Además, afirmó que “debemos seguir educando” y mencionó la presencia del director general de Tránsito de la Municipalidad, Gustavo Adda, y lo ponderó por haber trabajado conjuntamente por políticas públicas que contribuyan a bajar los niveles de siniestros viales.

La memoria

Gigliani agradeció especialmente a los familiares y a los ex concejales Miguel Zamarini y Roy López Molina por haber promovido en el cuerpo declaraciones de preocupación ante la prescripción de la causa; y también a Facundo Alvarado, quien es trabajador del Concejo –en ese momento realizaba la locución del acto– y sobrino de Haiek, una de las víctimas.

La edila de Iniciativa Popular reconoció que «una vida no se puede recuperar», pero consideró que cuando la Justicia interviene puede generarse alguna reparación, algo que no ocurrió con esta causa. “El autor vivió la mitad de su vida prófugo y esto lo hace alguien que tiene vinculaciones con el poder. Esta placa intenta ser un una acto reparatorio”.

“Tenemos muchas víctimas de diferentes hechos, pero siempre a los casos se los denomina con el nombre de las víctimas. y este es el primer caso que se nombra por el nombre del homicida. Eso es algo que me hizo mucho ruido y que hay que reparar”, apuntó la autora de la iniciativa.

A continuación, Schmuck y Gigliani entregaron una copia del texto legal a los familiares Felipe Caruso y Juana Butelo Abramor–padres de Daniela– y a la hermana de María Celeste, Celia Haiek. Junto a ellos estuvieron presentes en el acto sobrinos, hermanos y allegados, entre ellos, Julieta, Luisina, Candela, Agustín, Facundo y otra tía, Patricia, y demás presentes.

“Convivimos con este hecho toda la vida”

“Reiteramos lo mismo que venimos diciendo desde hace 26 años, desde que ocurrió este siniestro –afirmó entre sollozos Luisina Simón, una de las sobrinas de Caruso–, por eso es importante que se haga este acto. No solo se tiene que hacer Justicia para María Celeste y Daniela, Pira tiene que pagar”.

Cuando le tocó el turno a Celia Haiek, hermana de María Celeste, realizó una fuerte crítica al encubrimiento del victimario. “¿Quién le dio y le da el dinero para mantenerse prófugo? ¿quién le otorgó el pasaporte? ¿quién lo ayuda?”, son algunas de las preguntas con las que inquirió a los presentes. Y luego aseguró: “Porque hacen falta muchos contactos y dinero para hacerlo”.

Historial de impunidad

Días posteriores al hecho ocurrido el 2 de marzo de 1997, Sebastián Pira, de 21 años, se presentó con su abogado en la Comisaría 3° de Rosario donde quedó detenido. El juez Osvaldo Barbero caratuló el hecho como doble muerte en accidente de tránsito y derivó el caso al juez correccional Edgardo Bistoletti.

El 12 de junio del mismo año, el juez Osvaldo Barbero le dictó la libertad condicional y luego Bistoletti cambió la carátula a doble homicidio con dolo eventual, por lo que según el Código Penal debería caber una pena de 8 y 25 años en prisión.

Los abogados de Sebastián Pira apelaron dicha sentencia y en la Cámara de Apelaciones determinaron que la muerte de Daniela Caruso fue por homicidio simple (con intención) y la de María Celeste Haiek por homicidio culposo (sin intención). El expediente se dividió en dos partes: Barbero fue juez por la muerte de Caruso, mientras que Bistoletti lo fue por la muerte de Haiek.

El 10 de noviembre de 1997, Bistoletti ordenó la detención de Sebastián Pira pero ese mismo día el joven se escapó del país huyendo a Israel.

A lo largo de sus años como prófugo además de estar en Israel, Pira estuvo en Turquía y Corea hasta que decidió radicarse en Holanda donde fue detenido el 28 de marzo de 2000 cuando lo interceptaron en el Aeropuerto de Schiphol, Ámsterdam.Luego quedó bajó disposición de un juez holandés que aceptó que lo extraditaran a nuestro país pero lo dejaron libre hasta que se concretará su regreso a Argentina. Cuando Interpol lo fue a buscar a la casa en agosto de 2001, Pira otra vez había huido sin dejar rastros, siendo esta la última vez que lo vieron.

Pira pasó más de la mitad de su vida huyendo de la Justicia y las familias de las víctimas creen que su familia es cómplice de sus evasiones.

En 2014 el juez de instrucción Gustavo Pérez Urrechu resolvió que la causa prescribió y en junio de 2015, la Corte Suprema de Santa Fe ratificó el fallo cerrando el círculo de impunidad sobre estas muertes.

 

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