Organizaciones ambientalistas, políticas y sindicales se movilizaron este martes en Rosario bajo la consigna “la salud no se negocia”, en la tercera edición de la Marcha Plurinacional de los Barbijos, en la cual se denunciaron las consecuencias sociales y ambientales del modelo extractivista, opuesto al de “la agroecología y la soberanía alimentaria”.

“La consigna sigue siendo ‘la salud no se negocia, por territorios libres de extractivismos’”, dijo a la agencia de noticias Télam Mauricio Cornaglia, de la Multisectorial Paren de Fumigarnos, para agregar que “la marcha nace con la idea de seguir visibilizando los diversos conflictos socioambientales que hay en el país, como consecuencia del avance de los proyectos extractivistas en todas sus variantes”.

“Hay que ir hacia otro modelo, pero no hay que inventar nada nuevo, es volver a lo que se hacía antes, ni más ni menos”, sostuvo el militante.

En esa línea, agregó que “está todo inventado, la producción de alimentos de sanos, soberanos y de cercanía existió ancestralmente, cuando este (por el extractivista) es un modelo que tiene alrededor de tres décadas”.

Para Juan Pablo Guadagnoli, del colectivo Pañuelos en Rebeldía, “este relato de que alimentamos al mundo es una falacia total”.

“Desde la integración de los organismos genéticamente modificados en 1996 se viene planteando ese relato de que generamos más alimentos”, sostuvo el militante, para agregar que en realidad “no se producen más alimentos, los alimentos reales, verdaderos, los producen las familias campesinas”.

La marcha recorrió la distancia existente entre la plaza Pringles (de Córdoba y Paraguay) y la sede del Concejo Municipal (Córdoba y 1 de Mayo).

En cambio, el modelo dominante “lo que produce con la soja y demás son commodities para generar dólares para el pago de una deuda (externa) que es ilegítima e ilegal”.

El referente de la organización Pañuelos en Rebeldía sostuvo que “las alternativas están desde la agroecología, desde la soberanía alimentaria y desde los conocimientos que tienen los pueblos originarios, que es vivir en armonía con la naturaleza y no la explotación de la tierra, que es una práctica capitalista, colonial y patriarcal”.

“No es sequía, es saqueo”, decía el cartel pintado sobre una caja de cartón desarmada por una participante de la tercera Marcha Plurinacional de los Barbijos.