El juicio por el asesinato del exconcejal rosarino Eduardo Trasante llegó a su fin durante el mediodía de este viernes. En el Centro de Justicia Penal, el tribunal integrado por los jueces Ismael Manfrín, Pablo Pinto y Paola Aguirre leyó la sentencia, que condenó a la pena de prisión perpetua a los cuatro acusados del crimen: Julio Andrés “Peruano” Rodríguez Granthon, Alejo Leiva, Brian Álvarez y Facundo López.

El juicio comenzó el pasado martes 28 de noviembre. Los cuatro imputados estaban sospechados de ser partícipes necesarios del asesinato del exconcejal de Ciudad Futura, aunque finalmente fueron condenados como “coautores” del crimen.

En tanto, los autores materiales e intelectuales del hecho no fueron identificados, por lo que perdura la pregunta de “¿Quién mató a Eduardo Trasante?”.

En la lectura del veredicto, el tribunal decidió condenar a los cuatro imputados al hallarlos “coautores” del delito de “homicidio calificado por concurso premeditado de dos o más personas, con el agravante de uso de arma de fuego”.

La investigación del caso recayó en los fiscales Matías Edery y Gastón Avila, quienes desde un primer momento indicaron que la planificación del crimen fue realizada desde la cárcel de Piñero por el “Peruano” Rodríguez Granthon, quien ya cumple condenas por delitos vinculados al narcotráfico.

Tras conocerse la sentencia, el fiscal Matías Edery comentó a los medios, entre ellos Conclusión: “Los jueces consideraron a estas cuatro personas coautores del hecho. Durante el transcurso del juicio surgieron muchas líneas de investigación sobre quiénes podrían ser las personas que ingresaron a la vivienda de Trasante. Vamos a continuar a partir de la información que fue surgiendo del juicio, muy puntualmente sobre una persona que podría ser la que ingresó a la casa de Eduardo el día de los hechos”.

Si bien los condenados no fueron quienes entraron a la vivienda del pastor y lo asesinaron, el fiscal explicó por qué fueron considerados coautores del homicidio: “El tribunal entendió que hubo un plan para llevar adelante el homicidio, que Rodríguez Granthon adquirió un auto, y entre los otros empezaron a hacer inteligencia, sacaron fotos del domicilio, fueron al lugar, diagramaron la logística que les permitió a los agresores entrar, indicándoles, por ejemplo, por quién tenían que preguntar para que alguien abra la puerta”.

Por su parte, la abogada Gabriel Durruty, quien representó a la familia de Trasante en el hecho, indicó: “Hicieron lugar a todo lo que solicitamos desde la acusación. Se hizo justicia parcial, porque solo están identificadas cuatro personas. Este tribunal hizo todo lo que debía hacer y nos acompañó en el pedido de solicitar al Ministerio Público de la Acusación (MPA) que continúe con las investigaciones, porque falta saber quiénes más intervinieron en el despliegue de este crimen, fundamentalmente los dos extremos, que son los que no conocemos, quienes dieron la orden y quienes lo efectuaron”.

“Cuando solicitamos la pena –continuó la letrada– nos diferenciamos de Fiscalía, porque entendíamos que no había una participación necesaria, sino que eran todos coautores, porque si no se concatenaban los aportes que realizó cada uno, no podrían haber asesinado a Eduardo”.

“Estamos convencidos de que fue un homicidio mafioso. Eduardo era un símbolo de toda la ciudad, un emblema a la hora de luchar contra la injusticia y desandar las impunidades”, concluyó Durruty.

Finalmente, la esposa de Trasante, Carolina Leones, manifestó, visiblemente emocionada: “Todo lo que dijimos junto con la querella se comprobó, se confirmó. Quienes mandaron a matar a Eduardo estaban muy organizados, este no fue un crimen al azar, no fue un ajuste de cuentas, no fue algo que no estaba preparado. Esta sentencia es algo de paz para nosotros”.

“Justicia por Eduardo se hizo. Todos los que participaron de este hecho hicieron daño, no solamente mataron a Eduardo Trasante, sino a todos, nuestra familia se destruyó. Todavía falta saber quién lo mató, pero ya se va armando este rompecabezas y estamos muy tranquilos con la justicia”, agregó la mujer.

En línea con Durruty, aseguró que este crimen fue “un mensaje mafioso”, y advirtió: “Eduardo fue el mensaje para algo. Falta saber quién mandó ese mensaje, pero vamos a seguir con el pedido de justicia para dar con los autores del hecho”.

Por último, Leones expresó: “Nunca vamos a regresar a una vida normal después de ser testigos de un hecho tan violento. Uno no puede tener una vida normal después de esto. Lo más doloroso, además de la ausencia de Eduardo, es no poder seguir en la ciudad. No pude caminar las calles de Rosario pidiendo justicia por mi esposo porque me tuve que ir, fue muy grave que entren a mi casa y hagan lo que hicieron delante de cuatro criaturas, podían hacer cualquier cosa”.

El veredicto de los jueces 

Al leer los fundamentos de la sentencia, el juez Pablo Pinto indicó: “No cabe duda que Trasante murió de manera violenta el 14 de julio de 2020, minutos antes de las 15, producto de dos disparos de arma de fuego que dieron en su mano y cabeza luego de que dos personas ingresaran a su casa”.

Asimismo, destacó que para llegar a un veredicto se tuvieron en cuenta las declaraciones de testigos, médicos, y el contenido extraído de los celulares de los acusados, como mensajes, audios, fotos y filmaciones.

Tras asegurar que “los acusadores han logado acreditar casi en su totalidad sus hipótesis”, Pinto detalló que los asesinos de Trasante llegaron y escaparon de la vivienda del pastor en un auto Peugeot color blanco con techo polarizado de color negro y con una abolladura en la puerta delantera

Seguidamente, el magistrado aclaró que el auto había sido comprado por Rodríguez Granthon el 11 de julio de 2020, transacción de la que participaron Álvarez y López. Este último, además, fue sindicado por el juez como “el hombre de confianza” del “Peruano” fuera de la cárcel.

“López adquirió el auto y, cometido el hecho, se hizo de la llave del rodado, que estaba en poder de Leiva, y procuró que en manos de terceros se concretara su desguace”, señaló Pinto.

Y concluyó: “Cada acusado efectuó aportes que han producido sus efectos en la ejecución del plan (de matar a Trasante), desarrollado de manera sucesiva y concatenada”.

El crimen

El homicidio de Trasante comenzó y terminó en menos de siete minutos. Los atacantes llegaron en un Peugeot 308 blanco a la casa del exedil en San Nicolás al 3600, cuyo domicilio era de público conocimiento, a las 14.45 del 14 de julio de 2020.

Corrían los días en donde la pandemia de coronavirus estaba todavía en índices muy altos de contagio, por eso los dos hombres que llamaron a la puerta estaban ocultos: tenían puertos barbijos. Una de las hijas del pastor fue a abrir la puerta a estos desconocidos, quienes le dijeron que estaban buscando a su papá.

Al volver con Carolina Leones –la pareja de Trasante– los dos “enmascarados” redujeron a las mujeres a punta de pistola, entraron a la casa y, cuando vieron al exconcejal, le efectuaron dos disparos.

Efectuado el crimen, los ejecutores salieron de la casa y se dieron a la fuga en el mismo vehículo con el que habían llegado.

Eduardo Trasante ganó notoriedad pública tras el Año Nuevo de 2012, cuando uno de sus hijos, Jeremías, fue asesinado junto a otros dos chicos en el caso conocido como el triple de Villa Moreno.

En 2014, otro de sus hijos, Jairo, fue asesinado a la salida de un boliche bailable, tras una persecución originada en una pelea.