Mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una ingesta de cloruro de sodio (sal) no superior a los 5 gramos por día, en la Argentina el consumo oscila los 10 gramos diarios, lo que provoca serios problemas para la salud de las personas.

El exceso de consumo de sal contribuye a la evolución de la hipertensión arterial, ésta es la enfermedad que mas prevalece en el mundo.

Un tratamiento oportuno y adecuado, la transforman en una patología controlable y la importancia de su control radica en que la hipertensión no controlada puede ser un gran factor de riesgo para el desarrollo de afecciones más severas como IAM (infarto agudo de miocardio), ACV (accidente cerebrovascular) y enfermedad renal, entre otras.

La licenciada en Nutrición Mariela Carisio, a cargo de la Delegación de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios en Rosario y nutricionista del Equipo de Cirugía Bariátrica de Obesidad y Cirugía Mini Invasiva  (OCMI), explicó que «solo un porcentaje de alrededor del 45 % de los hipertensos desarrollan un aumento de la presión arterial con el consumo de sodio, o sea son sodio-sensibles, y su prevalencia se da más en personas de mayor edad».

«Por otro lado existen factores que pueden desencadenar el incremento de la tensión arterial. Según el estudio de framingham  (1949), se enumeran los factores que interactúan aumentando o disminuyendo los valores de la presión», indicó Carisio.

Los factores que pueden aumentar los valores de la presión son el sobrepeso, el consumo excesivo de sodio, alcohol, cafeína, inactividad física. Y los factores que pueden disminuir los valores son el consumo de potasio, calcio, magnesio, ejercicios aeróbicos. Entre ellos, el sobrepeso conlleva directamente a elevar los valores de la presión.

En la Provincia de Buenos Aires se está implementando la ausencia de saleros en las mesas de los restaurantes.

Según la experta en nutrición, «todo suma a la hora de hacer prevención pero solo retirar los saleros no es una estrategia suficiente, cada ciudadano tiene un salero en su casa, y casualmente es allí donde realiza la mayor cantidad de comidas».

«Es necesario hacer una campaña masiva que abarque tanto desde la etapa preescolar y escolar como a personas adultas, educando y concientizando a cada persona individualmente como a la comunidad en general, ocasionando un gran impacto en salud pública», añadió.

«Lamentablemente en nuestro país el nivel de conocimiento y detección, tratamiento y control de la hipertensión es muy bajo. Como estrategia podemos comenzar desde de la primera comida ofrecida al bebe eliminando la ingesta de sal. De esta manera se puede seguir por un camino de elección de alimentos naturales, ricos en fibras, frutas y vegetales frescos, aumentar el consumo de pescados, tratar de utilizar sales bajas o libres en sodio, hierbas secas y frescas para saborizar, y disminuir el uso de salsas o productos envasados», dijo.

Carisio indicó que además de la elección de alimentos nutritivos, «el paciente debe evitar factores de riesgo como es el sobrepeso, el tabaco y el consumo de alcohol, además de planificar una rutina de actividad física. El ejercicio físico regular ejerce comprobados efectos positivos sobre la salud cardiovascular».

Al ser consultada sobre si a los obesos les cuesta mucho dejar de consumir sal, señaló que «a todas las personas habituadas al consumo de sal, les es muy difícil eliminar o disminuir su agregado, ya sea en la cocción o mediante la ingesta de alimentos envasados ó industrializados que contienen sodio en altas dosis».

«Debemos apelar a que la persona realice un cambio de habito gradual», señaló la especialista, quien agregó que «los pacientes hipertensos, tanto obesos o no, deben bajar el consumo de sodio. Para ello pueden hacerlo remplazando la sal tradicional por sales libres de sodio y condimentos como las hierbas frescas».

La nutricionista manifestó también que «el disminuir el consumo de sal no es solo un asunto de los hipertensos y/o obesos, es un tema importante para todos los ciudadanos, ya que el cambio de hábito opera sobre su calidad de vida a futuro. Las estrategias deben dirigirse a concientizar a las personas del peligro del uso excesivo de sodio para la salud, y poder así prevenir esta peligrosa enfermedad».

«Los profesionales de la salud nos encontramos implementando nuevas estrategias en la prevención y tratamiento de la hipertensión arterial. Una de ellas consiste en el aumento del aporte de w3 (omega 3) en la dieta, ya que es un nutriente con múltiples beneficios para la salud en general y, más aún, para el cuidado del aparato cardiovascular. Recomendamos entonces la introducción en la dieta de alimentos como pescados de mar, mariscos, frutos secos y semillas de chía que son excelente fuente de este nutriente. La relación es directa: a mayor educación nutricional, menor prevalencia de enfermedades en la sociedad», concluyó.