El presidente chino, Xi Jinping, buscó hoy disipar temores sobre su ambiciosa Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR), al prometer que su megaproyecto global de infraestructura tendrá «tolerancia cero» con la corrupción y no provocará un endeudamiento excesivo.

Al inaugurar una cumbre de la IFR, Xi también ofreció declaraciones tranquilizadoras a Estados Unidos sobre subsidios, el yuan y el comercio, justo cuando ambos países se aprestan para otra ronda de negociaciones por su disputa comercial, la semana próxima.

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La IFR, principal iniciativa de Xi en política exterior, busca recrear la antigua Ruta de la Seda y conectar a Asia, Europa y África con una gran inversión en rutas y proyectos marítimos y ferroviarios, financiada con miles de millones de dólares de bancos de China.

Xi dice que la IFR llevará infraestructura moderna a países en desarrollo, pero los críticos dicen que sólo favorecerá a compañías chinas a través de acuerdos opacos y agobiará a las naciones involucradas con un alto endeudamiento y daños ambientales.

«Todo debe ser hecho de manera transparente, y debemos tener tolerancia cero con la corrupción», dijo Xi en Beijing ante 37 líderes mundiales reunidos por el foro, que termina mañana.

China también ha rechazado acusaciones de que la IFR, conocida también como Ruta de la Seda, es una «trampa de deuda» y una herramienta geopolítica para las ambiciones de Beijing de convertirse en una súperpotencia global.

«La Iniciativa de la Franja y la Ruta no es un club exclusivo», señaló Xi, citado por la agencia de noticias estatal china Xinhua.

El mandatario también aludió a los temores por la capacidad de los países de devolver préstamos concedidos por bancos chinos.

«También necesitamos asegurar la sustentabilidad comercial y fiscal de todos los proyectos, para que alcancemos las metas de la forma en que lo planeamos», dijo.

China presentará durante el foro un marco de sustentabilidad para la IFR, una medida saludada por la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.

Con un llamado a una «IFR 2.0», Lagarde dijo en un discurso que la iniciativa necesita «mayor transparencia, consecución abierta con licitaciones competitivas y un mejor estudio de riesgos en la selección de proyectos».

El primer ministro de Pakistán, Imran Khan, quien dijo que su país era un suscriptor «entusiasta» de la IFR, llamó a la creación de una oficina para la cooperación contra la corrupción.

Los dos países están construyendo el Corredor Económico China-Pakistán (CECP), un proyecto multimillonario para conectar el noroeste de China con la ciudad portuaria paquistaní de Guadar, sobre el mar Arábigo.

En medio de advertencias de que algunos de los proyectos están causando daño medioambiental en Asia, Xi prometió una IFR «limpia», y «verde».

De la iniciativa participan en diferentes grados países latinoamericanos como Panamá, Bolivia, Uruguay, Venezuela, Ecuador o Chile, cuyo presidente, Sebastián Piñera, destacó hoy en Beijing los «frutos muy fecundos» que el plan ha logrado en sólo cinco años de vida.

El presidente Mauricio Macri participó de la primera cumbre de la IFR, en 2017, como invitado, y a este segundo foro asiste el canciller Jorge Faurie.

El presidente ruso, Vadimir Putin, y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, cuyo país se convirtió en el primer miembro del G7 en suscribir a la iniciativa, también asisten al foro en Beijing.

Francia y Alemania, que toman el IFR con cautela, enviaron a ministros.

Estados Unidos, que mandó un funcionario de la Casa Blanca a la primera cumbre, esta vez no participó.

Washington alega que la IFR es un «proyecto de vanidad» y reprochó a Italia el haberse sumado.