Los envíos de cocaína a Europa han aumentado a través del puerto de Montevideo –que manejó un récord de 1,1 millones de contenedores el año pasado– impulsando un aumento de la violencia de las pandillas. Ante esta situación, el gobierno de Luis Lacalle Pou, quien preside Uruguay desde marzo de 2020, pidió ayuda a la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA).

Cabe destacar que la DEA cerró su oficina en Montevideo en 2019 y no tiene planes inminentes de regresar a Uruguay. En este sentido, tres exfuncionarios del organismo norteamericano dijeron a Reuters que con Washington concentrado en el fentanilo y con la poca cocaína que circula desde Uruguay hacia los Estados Unidos, no hay apetito para buscar la aprobación del Congreso para reabrir una oficina en el vecino país.

Las naciones europeas, que reciben la mayor parte de la cocaína que pasa por Uruguay, también tienen una presencia antinarcótica muy limitada en el país latinoamericano. España es el único estado europeo con un agregado policial permanente en Montevideo.

Uruguay, hogar de 3,4 millones de personas, sufrió un récord de 426 asesinatos en 2018, mientras que el año pasado la cifra fue de 382. La violencia se ha mantenido alta desde entonces, con espantosas batallas territoriales entre pequeños clanes de narcotraficantes que conmocionan a un país poco acostumbrado a la violencia de las pandillas.

En este sentido, el ministro del Interior de Uruguay, Nicolás Martinelli, remarcó que el Gobierno de Lacalle Pou había pedido repetidamente a la DEA que regresara, pero aún no ha obtenido una respuesta positiva. En este sentido, agradeció que los agentes de la DEA con base en Argentina visiten Montevideo dos veces por semana, en lugar de una vez cada dos semanas.

Según datos de las Naciones Unidas, Uruguay incautó más de dos toneladas métricas en 2021, un aumento de 1.300% en comparación al de 144 kilos de cocaína incautados en 2017. En 2019, cuando Alemania incautó un botín récord de 1.000 millones de euros en cocaína en un envío de soja procedente de Montevideo, los uruguayos no creyeron que las drogas se originaran en su país.

Sin embargo, las investigaciones finalmente confirmaron que la cocaína se originaba en Montevideo. Y, como ejemplo de esto, se mencionó que un empresario uruguayo llamado Martín Mutio recibió el año pasado una condena a quince años de prisión por tráfico de estupefacientes.

“Zona liberada”

El exjefe de la DEA de Montevideo, Mario Layera, dijo que era un secreto sabido que “El Perro Que Fuma”, un bar cerca del puerto de Montevideo, era un lugar frecuentado por narcotraficantes. Su propietario, Amir Alial González, alias “El Turco”, era sospechoso desde hacía mucho tiempo por tráfico de cocaína, de acuerdo a fuentes estadounidenses y uruguayas.

Con el objetivo de exponer el accionar delictivo del bar, el exagente trajo a un informante colombiano en 2018 para que visitara el lugar como un comprador falso en busca de una carga. González, que también tenía un negocio pesquero que le daba acceso al puerto, se mostró sorprendentemente abierto con el visitante, explicándole toda su operación, afirmó el exagente.

El informante quedó estupefacto. “Regresó y dijo: ‘Amigo, este lugar está completamente liberado’”, contó el exagente.

Aproximadamente una semana después, en septiembre de 2018, los uruguayos dijeron a la DEA que habían arrestado a González por intentar traficar 417 kilos de cocaína en un cargamento de lana con destino a Amberes, delito por el que recibió una condena de siete años.