El presidente Donald Trump desairó ayer a los aliados tradicionales de Estados Unidos al llamar por teléfono al reelecto mandatario ruso, Vladimir Putin, felicitarlo por su triunfo en las elecciones del último domingo y prometerle una pronta cumbre.

El gesto tuvo lugar en plena crisis entre el Reino Unido y Moscú por envenenamiento en Londres del ex espía ruso Serguéi Skripal y su hija, que llevó la relación entre ambos países al peor momento en treinta años.

La primera ministra británica, Theresa May, recibió un firme apoyo de los gobiernos europeos y también de importantes funcionarios de la administración Trump, por lo que el gesto de ayer del jefe de la Casa Blanca causó extrañeza.

Fuente: Agencia Reuters.